La Domus coruñesa probará un robot guía diseñado por un equipo de la USC

Gadea G. Ubierna LUGO/LA VOZ.

SOCIEDAD

Ofrecerá información y rutas por la Casa del Hombre a los visitantes, que llevarán un mando a distancia

08 jun 2010 . Actualizado a las 13:12 h.

El museo Casa del Hombre, conocido como la Domus, de A Coruña, probará un robot creado por investigadores de la Universidade de Santiago (USC) cuyas funciones serán ofrecer a los visitantes rutas por el museo o información variada sobre la infraestructura. El director del proyecto, el profesor de Robótica de la Facultad de Ciencias de Lugo Roberto Iglesias, confía en experimentar con público en breve, aunque la fecha límite para ponerlo en marcha es finales del 2012.

Entorno de control inteligente y distribuido para el despliegue fácil y rápido de robots en entornos desconocidos

es el proyecto en el que trabajan una quincena de investigadores. La mayor parte de ellos pertenecen a distintos departamentos de la USC, pero también hay científicos del Centro de Sistemas Inteligentes de Londonderry (Irlanda del Norte), varios profesores de secundaria y personal de la Domus.

Iglesias señaló que «siempre que se habla de robots la gente suele esperar algo muy espectacular y, en ocasiones, se decepciona un poco». El robot que se moverá por la Domus mide unos 50 centímetros de alto y tiene unas ruedas como las de los coches todoterreno para poder circular con facilidad por el suelo pizarroso del museo.

Más de 6.000 euros

El robot tiene varios sensores, un lector láser y varios ordenadores. Para darle una apariencia más atractiva, Iglesias explicó que lo recubrirán con una carcasa, en cuya parte superior habrá una pantalla táctil para que los visitantes puedan obtener la información que deseen. El precio de este tipo de equipos puede oscilar entre los 3.500 euros y más de 6.000, según las piezas que se le instalen.

El objetivo del robot será detectar grupos de gente para ofrecerles información o distintas rutas. También se dará la posibilidad de que quien quiera lo llame desde cualquier punto del edificio. Para ello, se les entregará a los visitantes una tarjeta de plástico con unos botones - similares a los de las llaves del coche- para que, en el momento en el que quieran una información, puedan apretar el botón y llamar al robot para que se acerque hasta donde estén. Este último punto es uno de los más complejos de diseñar, ya que para que el artefacto sepa exactamente dónde tiene que ir, se instalarán unas cámaras de cuyas imágenes el robot solo recibe la marca de la trayectoria humana, por explicarlo de forma sencilla. «Las imágenes de las cámaras sustituyen a los mapas, porque el robot observa el movimiento humano, procesa esa información y aprende por dónde tiene que ir», dijo Iglesias. De esta forma, consigue dársele la autonomía deseada.