El «Ferrari» más burro del mundo

La Voz

SOCIEDAD

06 ago 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

El Ferrari de Francisco Porto es gris pardo, biplaza, veloz como un rayo y, además,... rebuzna de serie. Paco debe de estar celebrando todavía hoy el triunfo de su Ferrari en la edición número 57 de la carrera de burros que pone el colofón a las fiestas de Escairón, municipio de O Saviñao (Lugo).

«Es emocionante, claro que es -declaraba Porto finalizada la prueba- pero el caso es que acabo de llamar a la mujer a Melide para contárselo ¡y no está!». Ferrari se enfrentó en dura competición a otros 34 équidos. Su jinete desvelaba también que, el año pasado, Ferrari se llamaba Fernando Alonso, pero que decidió rebautizarlo y, mira por dónde, el cambio de escudería le dio el triunfo de nuevo. Ya le gustaría a Fernando Alonso, al de verdad, tener la suerte de escuchar en Hungaroring a la Banda de Música de Muimenta. Porque en la carrera de ayer no se dejó ningún detalle al azar. O casi. Los de Escairón lanzaban a las doce unos foguetes tan potentes que parecían bombas de racimo. Y no era para menos.

En la mesa de inscripciones se equipó a cada jinete con su correspondiente dorsal y chaleco reflectante homologado. Algunos de los participantes -humanos- eran propietarios de los asnos, pero eran más los que, sin posibilidades ni escudería, se montaban a lomos de animales cedidos especialmente para la ocasión por los vecinos. El principal organizador de la prueba, Juan Carlos Armesto, estaba feliz al haberse batido un récord de participación.

Para no meter de una vez a los 35 en el campo de fútbol, se celebraron seis eliminatorias, todas muy entretenidas, algunas más rápidas, otras más lentas. Y Juan Carlos empezó a anunciar por megafonía los nombres de los corredores -animales-: Juanita, Serafín (este partía como favorito), Muñeca, Negra, Pimpolla, Polvorín, Carolina, Romero, Juanjo, Lolita, Mariquita, Secretario, Ciego (que corrió con gafas y no veía tres en un burro)... El presentador dejó bien claras las normas, sobre todo una: se considera que el que haga sangrar al burro es más burro que el burro, así que quedará automáticamente descalificado. Fue una prueba limpia.

El imprevisto que se le presentó a la organización llegó casi al final, cuando, celebradas cinco tandas para un total de 29 burros inscritos, llegó más de una hora tarde, procedente de Ferrol, un camión con otros seis asnos. Su propietario explicó que se había perdido por el camino, rogó que lo dejaran correr y la organización aceptó. Pero hubo quien no estuvo de acuerdo y puso al de Ferrol a caer de un burro. Por un pelo no se llega a las manos, lo que hubiera sido una burrada. Finalmente, el que protestaba se apeó del burro, la cosa se arregló y los ferrolanos dieron su vuelta clasificatoria. En la gran final, con 56 patas en la pista, se completaron dos vueltas al campo de fútbol y ya se veía que la cosa estaba entre el Ferrari de Porto y Alfredo, montado por Óscar Ferreño (el que llegó tarde). Finalmente, Ferrari fue primero, Alfredo segundo y el tercer puesto fue para Juanita, la burra de Manuel Fernández Díaz. «Este burro é un tipo estupendo -declaraba el ganador-; o resto do ano téñoo para traballar, sacho, boto as patacas con el...». Mientras, en el verde del campo de fútbol se disputaba una intensa competición de tiro de cuerda por parroquias.

A lo lejos, Francisco Porto se marchaba todo lleno de razón con su fiel amigo, y hasta daba la impresión de que recitase: «Ferrari es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera que se diría todo de algodón...».