«La cabeza, el diseño, lo distinto, es lo único que puede dar identidad en la moda»

Pilar Vegas REDACCIÓN

SOCIEDAD

BENITO ORDÓÑEZ

El pasado lunes, sus compañeros diseñadores le rindieron un homenaje en la pasarela Cibeles. Fue un tributo a sus 30 años de trabajo junto a su marido, Antonio Pernas

22 sep 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

María Freire es risueña, jovial, reivindicativa (por algo vivió en París la primavera del 68). Habla desde el París que le encanta. Dice, entre risas, que todavía tiene sueño de la semana que ha vivido. Cibeles, homenaje, París... todo, con su despedida como responsable de diseño de la firma Antonio Pernas de por medio. Relajada, analiza la situación de la moda y considera que «la cabeza, el diseño, lo distino es lo único que puede dar identidad en la moda». -El del lunes fue su último desfile con el nombre de Antonio Pernas, el de su despedida, ¡y el primero que la vemos salir a saludar! -Realmente, en ningún momento lo consideré una despedida. Yo no salí a saludar, me empujaron [entre carcajadas]. No salgo a saludar nunca, por un pacto entre Antonio y yo hace mucho tiempo. Tanto monta, monta tanto, pero no hay saludos, ni prensa para mí. Soy más tímida que él y menos relaciones públicas... será por lo del 68 parisino [se ríe]. Así que yo estaba detrás y él iba a esas cosas. -Pero no esperaba ver allí a todos los compañeros: Victorio y Lucchino, Purificación García, Duyos, Jorge Vázquez, Torretta, Ágatha Ruiz de la Prada... -Con todo el tema de pesar a las modelos tuvimos que trabajar más deprisa de lo habitual. Y entre la emoción de correr tanto, no dormir y la expectación ante la pasarela todo ha sido como una fiesta, como el día más feliz de mi vida después de los nacimientos de mis hijos. Ojalá que todo el mundo pueda sentir esa emoción alguna vez. Ver allí a todos los diseñadores, que no sabía que habían venido. Victorio y Lucchino, que nunca asisten a ninguna presentación. Pero no se trata de una despedida profesional, sino de una despedida de la firma. -¿Qué proyectos tiene ahora? -Yo no me puedo quedar parada. Los diseñadores tenemos una ventaja y es que nos podemos inclinar por hacer vestuario de cine, hacer complementos, diseñar muebles, ser asesores de moda... un montón de cosas. Tengo ideas, desde luego, pero ahora quiero encontrar algo de calma para mí misma. -Treinta años en la moda. ¿Con qué se queda de esta parte de la trayectoria? -Con haber podido trabajar juntos Antonio y yo. Haber tenido muchas experiencias que no habría tenido de otra manera. Las buenas y las malas. Porque todo me ha servido para saber ahora qué es lo que me gusta y qué no. También ha habido momentos muy duros, pero los he superado. Me quedo con esos momentos en que he tenido dudas de si el camino era el acertado, porque era el más duro, y ver que sí merecía la pena. Me han enseñado que vale la pena luchar. -Y eso de ser madre de tres hijos, ama de casa y trabajar en el taller tiene su mérito... -Hoy lo veo como una locura. Creo que no se podría hacer. Iba a tope todo el día, pero con muchísimo gusto, porque Antonio estaba en lo mismo. Los caminos son siempre duros. No sé por qué a veces hay gente que crea más fácil el camino de unas personas que el de otras. Hay que levantarse cada día y hacerlo... Yo, en el fondo, y aunque no debería decirlo, me alegro de tener este reconocimiento [ja ja ja].