Feliz cumpleaños, míster LSD

La Voz J. C. | REDACCIÓN

SOCIEDAD

Aniversario | Centenario del descubridor del ácido lisérgico

08 ene 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

Es todo un mito dentro de la contracultura la tarde aquella en la que el químico suizo Albert Hoffman estaba efectuando pruebas en busca de un estimulante circulatorio y respiratorio. Y descubrió un estimulante, sí, pero no el que pensaba. Aquella tarde, el bueno de Hoffman aisló la dietilamida del ácido lisérgico, es decir el LSD, una extraña droga capaz de alterar gravemente el estado de conciencia. Hoffman probó aquel ácido y tuvo un viaje alucinante: «Fueron sensaciones sorprendentes como la angustia, el vértigo, visiones sobrenaturales de objetos en movimiento así como sentimientos de felicidad y gratitud», según recuerda el propio Albert Hoffman. Cuando regresó , el químico se dio cuenta de que había descubierto una potente droga con muchas aplicaciones. Ni se imaginaba cuántas. El LSD sería uno de los estandartes de la generación hippy que llevaría a miles y miles de personas a experiencias psicodélicas y a otras muchas miles a la ruina mental. Tal vez por ello, Hoffman, que nunca renegó de su casual descubrimiento aunque lo usó no pocas veces, advirtió de que el consumo a la ligera puede ser «extremadamente peligroso». En cualquier caso, si el propio Hoffman fuera un conejillo de indias en un estudio clínico sobre longevidad, obligaría a los investigadores a plantearse si el LSD ha tenido algo que ver con el hecho de que el viejo profesor vaya a cumplir cien años pasado mañana. Como consecuencia de tan sonado cumpleaños, Hoffman acudirá, según informa Efe, a recibir el homenaje de sus colegas en medio de un congreso en el que científicos internacionales estudiarán los efectos del uso del LSD. De hecho, el ácido lisérgico, poco después de ser descubierto por el hombre que será homenajeado el miércoles, fue comercializado por la farmacéutica Sandoz (hoy Novartis), entre 1947 y 1966 en cápsulas y ampollas. Sus aplicaciones eran para terapias psicológicas, aunque la farmacéutica dejó de fabricarlo cuando fue patente que se usaba con más frecuencia fuera del ámbito médico. Tras la fiebre de los sesenta, el LSD tuvo algunas vidas más, pero mucho más clandestinas. Nunca recuperó la popularidad de los felices años de los hippies, aunque es indiscutible que, de las canciones de los Beatles a la estética de Andy Warhol, el ácido se ganó su lugar en la historia.