Desenamorados

JUAN C. MARTÍNEZ

SOCIEDAD

MEDIO FERRADO

24 abr 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

LA PUESTA en marcha de la ley que permitirá el matrimonio homosexual ha tapado un poco la aprobación, también, de la ley del divorcio; si para justificar aquélla se decía que la normativa olvidaba una nueva realidad social, para esta otra se puede decir lo mismo, porque en España el divorcio no se practica desde hace mucho, pero se practica con asiduidad: 126.700 separaciones y divorcios en el 2003, según datos del Poder Judicial, frente a 210.150 bodas. En Cuba aún se divorcian más que aquí: 64.900 divorcios ese mismo año en una población que es la cuarta parte de la española. Pero es que también se casan más y se estresan menos por ello; se podría decir que tienen bastante afición a casarse, y que el mercado del amor formalizado está bastante más liberalizado que los otros mercados de la isla. En cambio aquí, en la Madre Patria, todavía falta esa movilidad matrimonial que acompasaría la movilidad laboral que no deja de recomendar e implantar la CEOE. Con un matrimonio tan definitivo, en el que se invierte tanto, la frustración es mucha y son 20.000 los niños que cada año sufren por la privación traumática del padre o la madre. Acelerar el divorcio puede reducir esos malos ratos; convencer a muchos divorciados de que «el otro» no es un criminal costará más. En los confesionarios no están por la labor de aconsejar a estos desenamorados; menos mal que nos quedan pubs con auténticos expertos detras de la barra.