¿Quién dijo que los británicos no tenían sentido del humor? Bueno, la verdad es quesiempre se ha hablado del humor británico. Y yo no sé si este muñeco de cera simboliza ese tipo de humor. Ahí tienen la figura del presidente Bush que, con puntualidad británica, amaneció ayer puesta al día. Es decir, con el maquillaje en el pómulo izquierdo del presidente, fiel reflejo de las dos galletas: la que inentó comerse y la que se pegó en su residencia mientras veía el fútbol. Por cierto, una de ellas es la que lleva colgando del dedo. Ellos le llaman pretzel y seguro que Bush va a tardar una temporadita en dejarse atrapar por esa dulce tentación. No crean que la reproducción en cera del mandatario es la de un pueblucho inglés, no. Es la del mismísimo museo de Madame Tussaud. Estos ingleses, parecen leperos.
EL HOMBRE MÁS ELEGANTE DEL MUNDO. ¿Saben quién es el hombre más elegante del mundo? Para el diseñador de Gucci, Tom Ford, es Hamid Karzai. Se han quedado igual, ¿verdad? Ya. Es que Hamid no es actor de cine, ni cantante, ni miembro de la realeza, ni nada por el estilo. Es el primer ministro de Afganistán. Y, bueno, como Tom Ford es así de chulo y de famoso, pues dice lo que le parece. Y ésta es su última apreciación al respecto. Tal vez sólo lo dijo para apoyar la colección que presentó ayer en la pasarela de Milán, muy vinculada al Hollywood de los años 30. Al parecer, a Hamid Karzi le quedaría de miedo.
COMER CON CLINTON. ¿Pagaría usted mil cien euros por comer con Bill Clinton? ¿No? Pues hay ochocientas personas en Israel que sí. Claro que entre ellos hay figuras como el primer ministro Ariel Sharon o el ministro de Asuntos Exteriores, Simón Peres que, supongo, se sentarán algo separados. Los comensales pertenecen todos a una asociación llamada «Amigos de la Universidad de Tel-Aviv» y todo ese dinero que van a pagar irá destinado a recaudar fondos para la Universidad. Como ven, una comida algo cara. Pero es que el glamour de Clinton parece no acabarse nunca.