Accesibilidad

Cristóbal Ramírez

TEO

07 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

e Rubén Cela, el portavoz del BNG en el Concello compostelano, se pueden decir muchas cosas, pero no que sea un político anquilosado que repite como un monaguillo sus consignas partidarias. Lleva su corta vida adulta metido en política, no es un chaquetero y cuando las urnas jubilaron a Fraga ocupó la dirección xeral de Xuventude. Rubén Cela quiere volver a pisar moqueta y fuerza de manera hábil a Compostela Aberta (CA) para que se siente y negocie en serio. Porque Cela, que no es ciego y sabe leer, no ignora cómo el actual alcalde mareó a la oposición cuando ocupaba un sillón similar en el vecino Teo. Y no se fía. Tiene argumentos. Por una parte, ideológicos, ya que la gente de Anova y la suya andan sobrados de puntos en común. Y, por otra parte, operativos: algunos concejales de CA tienen tal saturación de competencias que no les llegan las horas del día. La paradoja es que tal acumulación de funciones ha situado a CA en un rincón que con habilidad Cela sacó a colación en una entrevista en este periódico: se resiente el que iba a ser el corazón de la candidatura del alcalde, la relación directa con los vecinos, quienes poco menos que iban a entrar como Pedro por su casa en las dependencias municipales y tendrían voz y voto para elaborar los presupuestos. Una locura que ahora se paga. Porque a Cela no le falta razón: cada vez son más los ciudadanos que no ven por ninguna parte esa accesibilidad. Y empiezan a sumar legión los que no entienden cómo importantes áreas, como el turismo, están paralizadas, producto o de la desorientación o del presidencialismo del alcalde. De esto último hay, seguro. Y lo primero parece innegable.