La tradición del taceo en Santiago está viva y con clientes de todas las edades

Margarita Mosteiro Miguel
Marga mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

El Orense, en A Raíña, es uno de los clásicos del taceo en Compostela
El Orense, en A Raíña, es uno de los clásicos del taceo en Compostela Sandra Alonso

Todavía quedan más de una veintena de establecimientos que sirven el vino en taza

31 ene 2022 . Actualizado a las 23:29 h.

Tomar el vino en taza era la forma habitual cuando los bares eran mayoritariamente tascas, y los clientes que no pedían vino eran escasos. Con el paso de los años, la taza empezó a ser desbancada por las copas, y el vino casero por el embotellado con etiqueta. Sin embargo, en Santiago aún quedan locales tradicionales en los que no se concibe tomar un vino sin que sea en las clásicas tazas blancas.

La lista de establecimientos que siguen fieles al taceo está formada por una veintena, y la mayoría están situados en los barrios tradicionales de Compostela, pero también hay algunas tascas en estos y en el casco histórico, que han pasado de padres a hijos, y que siguen apostando por la tradicional taza. No faltan tampoco los bares más modernos que ofrecen tazas para los más nostálgicos y también para los turistas.

En la zona del Franco y A Raíña, entre los clásicos del taceo están: O 46, Orense y O Gato Negro; y entre los que tienen menos años de historia, el María Castaña y el Ventosela. En la ruela do Peso, en el Club, conocido popularmente por El Emilio, pocos son los que prefieren la copa a la taza; en el Xa Chegou, de la Algalia de Abaixo, han hecho de la taza su marca de identidad. En general, los taberneros aseguran que la taza nunca dejó de estar de moda, y que se vincula con el vino cosechero, es decir, el casero, que se vende a un precio más asequible.

Los clientes de mayor edad siguen pidiendo la taza por costumbre, mientras que los más jóvenes la escogen por el precio. La taza pequeña cuesta 60 céntimos y la grande 1,20 euros, independientemente de que sea vino blanco o tinto, y por supuesto no falta la tapa de cortesía, que va desde queso o chorizo a propuestas más elaboradas, en las que los callos son asiduos, sobre todo, los jueves. El vino de taza más consumido es el blanco a mediodía y por la tarde, mientras que el tinto suele dejarse para las noches y para las comidas.

Chara Fernández, del bar A Chara, en Conxo, conoce a sus clientes y les sirve la taza directamente
Chara Fernández, del bar A Chara, en Conxo, conoce a sus clientes y les sirve la taza directamente PACO RODRÍGUEZ

En los barrios de Santiago, el taceo tiene una amplia oferta, y en prácticamente todos hay bares donde es posible pedir una taza de vino. En la rúa de San Pedro, el Javichi es uno de los más populares. En Conxo, tras el cierre de la pulpería Fuentes, aún están disponibles las opciones de A Pajueleira, Caimán y A Chara, que ocupa el local que en tiempos fue el Paluso. En O Castiñeiriño, el Paz Nogueira sigue fiel a las tazas y, como ocurre en otros locales, es posible elegir entre dos tamaños: uno más pequeño, que es el escogido cuando hay intención de seguir de taceo; y una más grande, cuando la ronda no se prevé larga. En Santa Lucía, el Pombo es un clásico en el que varias generaciones comparten la costumbre del taceo.

La reina de la taza en Sar es A Chantadina, como también lo son el Antonio en Pelamios, y Marcial, ahora en Vista Alegre y antes en Lermo. Os Manolos en Casas Novas y el Melide en San Lázaro amplían una lista de establecimientos para el taceo, que crece todavía más con las barras de las parroquias del rural compostelano.

El consumo de vino en taza está ligado a otra vieja costumbre de Santiago que, en los últimos años, ha perdido seguidores: el juego de chave. Precisamente, en los bares de los barrios donde se consume vino en taza había varios equipos de amigos que se daban cita para jugar a la chave en los espacios habituales para tal fin, habitualmente en las traseras de las tabernas. Con el tiempo, el número de amigos que se reunían para disputar animadas partidas fue reduciéndose, y en algunos de los locales se perdió la costumbre de jugar, aunque se mantiene la de tomar las tazas.

Muy beneficiados por el retorno del consumo en barra

Las tabernas que siguen sirviendo el vino en taza están entre los establecimientos más beneficiados por la apertura de las barras hosteleras al consumo desde ayer, tras la entrada en vigor de las nuevas medidas sanitarias acordadas por la Xunta que flexibilizan las restricciones frente a la pandemia. El consumo en barra y la conversación en grupos de amigos de pie forman parte del ritual del taceo, una tradición con la que no puede ni el coronavirus.