El 80 % de las citadas para el cribado del cáncer de mama en la provincia de A Coruña realizan la prueba

joel gómez SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

SIMÓN BALVÍS

La vía rápida de diagnóstico de la enfermedad responde con una espera media de entre 4 y 8 días, según los últimos datos del Sergas

22 nov 2021 . Actualizado a las 13:54 h.

El 79,79 % de las mujeres de la provincia citadas para participar en el cribado de cáncer de mama realizaron una mamografía. Los primeros años, entre 1992-97, la participación fue inferior al 74%; después creció y en el 2004, 2014 y 2016, los tres con mejor respuesta, se acercó al 84 %. En el 2019, el último del que hay datos, alcanzó el 81,78 %. Son cifras elevadas, valora Sanidade. De cada mil mujeres exploradas se detectan una media de 3,68 cánceres; el 67 % de ellos en estadios iniciales. Esta prueba está indicada entre los 50 y los 69 años, y se repite cada dos años. En Galicia descubrió 9.382 tumores entre 1992 y el 2018. Se realiza en los hospitales públicos de A Coruña, Santiago y Ferrol, y en los comarcales de Ribeira y Cee. En A Coruña hay además seis especialistas para evaluación radiológica del tumor.

Pero se diagnostican muchos más, entre quienes no participan en ese programa de cribado y entre más jóvenes y mayores. En el área sanitaria de Ferrol se descubren sobre 250 cada año, y en las de A Coruña y Santiago superan los 300. Para el diagnóstico funcionan las vías rápidas. El 30 de junio había 70 mujeres en espera para utilizarla en el área sanitaria de A Coruña, 50 en la de Santiago y 10 en la de Ferrol; y las esperas medias eran de 4,3, 5,1 y 8,1 días, respectivamente, indica el Sergas.

«Este tumor afecta a una de cada 8 mujeres y al 1 % de los varones, y cada vez se diagnostica más por el cribado, por el mejor diagnóstico y por la influencia de factores asociados al tipo de vida, como el sedentarismo, fumar, beber alcohol en exceso o la obesidad», afirma Rocío Vílchez, oncóloga del Complejo Hospitalario Universitario de Ferrol.

«Ante este tumor pido tranquilidad, porque hay muchos tratamientos y vamos a intentar controlarlo para que vivan lo máximo posible con buena calidad de vida», agrega. Es así, sostiene «sobre todo en quienes se diagnostican en el cribado, pues suelen ser tumores pequeños, de un centímetro o menos, y en esos casos la supervivencia es muy alta, de un 96-97 % a los 5 años». Se trata con cirugía, quimioterapia, radioterapia y hormonoterapia «y cada vez los tratamientos son más personalizados», dice.

Alicia Seijas, afectada de Santiago: «El linfedema es una condena, porque no te permite pasar página»

Alicia Seijas, funcionaria de Santiago, no participó en el cribado por no tener edad para que la citasen: «Me diagnosticaron cáncer de mama con 41 años. El médico de cabecera me dijo un viernes que me enviaba al Clínico para que me viesen. El lunes siguiente ya me llamaron, y el mismo día que realicé las pruebas me confirmaron el diagnóstico. En un mes estaba operada, fue todo rapidísimo, quedé encantada», manifiesta.

Alicia Seijas, funcionaria de Santiago, no participó en el cribado por no tener edad para que la citasen: «Me diagnosticaron cáncer de mama con 41 años. El médico de cabecera me dijo un viernes que me enviaba al Clínico para que me viesen. El lunes siguiente ya me llamaron, y el mismo día que realicé las pruebas me confirmaron el diagnóstico. En un mes estaba operada, fue todo rapidísimo, quedé encantada», manifiesta.

 —¿Le sorprendió el diagnóstico?

—Unos años antes había notado un bulto en el pecho, pero descartaron que fuese un tumor. Después quedé embarazada, tuve un hijo, y cuando me lo diagnosticaron ya tenía un tamaño grande. Por cierto, coincidí en el hospital con un chico más jovencito a quien también le detectaron cáncer de mama, y conozco a un amigo en Lugo que también lo tuvo. O sea, que hay hombres afectados también, no es una enfermedad solo de mujeres.

—¿Cómo fue el tratamiento?

—Fue largo. Me diagnosticaron en mayo y en junio mi hicieron la mastectomía, con reconstrucción inmediata del pecho. En julio empecé quimioterapia, seis ciclos, hasta noviembre. Mes y medio después de acabarlos continué con 25 sesiones de radioterapia, de lunes a viernes. Después pasé controles, primero cada 3 meses; después cada seis meses, hasta los 5 años; ahora una vez al año.

—¿Qué fue lo peor?

—El tumor estaba bastante pegado a la axila y me quitaron los ganglios linfáticos. Eso me produjo un linfedema bastante considerable, tenía el brazo muy hinchado, hasta 8 centímetros en alguna zona. El linfedema es una condena, porque no te permite pasar página; es muy duro levantarte todos los días y ver las secuelas del cáncer, físicas y psicológicas. Solucioné el problema a los 5 años, en la sanidad privada, y ahora colaboro con la Asociación Galega de Linfedema para que lo trate la Seguridad Social.

—¿Cómo le afectaba?

—Me limitaba físicamente, en ocasiones no me permitía ni vestirme una camisa, o una americana y otro tipo de ropa; no podía poner una manga corta en verano o una prenda de tirantes. En otros casos afecta en las piernas, no pueden poner una falda o usar unos tacones. Y a muchas mujeres las limita además para trabajar, porque no pueden coger peso o acercarse a fuentes de calor; yo trabajo en una oficina y ese problema no lo tuve.

—¿Cómo colabora con la asociación de linfedema?

—La asociación ayuda mucho a las personas afectadas. No todos los linfedemas son por cáncer de mama; los hay primarios. En el CHUS coincidí con una niña que lo tenía porque no funcionaba bien su sistema linfático. Hay mujeres que acuden a 6 sesiones de fisioterapia al mes y no consiguen controlarlo. Por eso pedimos que la Seguridad Social aporte soluciones, que las hay.

PACO RODRÍGUEZ

El modelo de Punto y Seguido creció e impactó desde A Coruña

A la coruñesa Áurea González le diagnosticaron cáncer de mama en el 2006. A finales de ese año, tras superarlo, se juntó con otras mujeres de A Coruña y constituyeron la asociación Punto y Seguido, que fue un modelo que creció e impactó en Galicia, incluso fuera: «Estuvimos en el Consello Galego de Saúde, en el Asesor de Pacientes y en la junta directiva de la Federación Española de Cáncer de Mama, pero los últimos años desistimos al no encontrar quien asumiese la responsabilidad para mantener la asociación», afirma.

Áurea destaca la «actividad muy intensa que realizamos. Hacíamos apoyo hospitalario; acompañábamos a las mujeres a la quimioterapia si lo precisaban; mediábamos con la Administración y con el personal sanitario cuando nos lo pedían o porque no entendían algo; les quedábamos incluso con los hijos si lo necesitaban para acudir al tratamiento, y todo lo hacíamos gratuitamente. Tuvimos subvención solo para el linfedema, porque es una complicación que persiste después de la curación, para el que dan unas semanas de tratamiento en el hospital y después hay que continuarlo si se puede, y es caro». También organizaron actividades de nutrición, talleres y asesoramiento jurídico.

Áurea destaca la importancia del cribado «porque cuanto antes se detecte el tumor, menos posibilidades hay de que esté expandido; y al ser más pequeño, si se opera, la intervención es menos agresiva», sostiene.