Reivindican en Melide la mascarilla que permite la comunicación sin barreras

Natalia Rodríguez Noguerol
natalia noguerol MELIDE / LA VOZ

MELIDE

Sandra Alonso

María Carmuega visualiza el problema de quienes leen los labios

11 sep 2020 . Actualizado a las 05:05 h.

A María Carmuega no le gusta absolutamente nada que se compadezcan de ella cuando cuenta que un tratamiento con antibiótico le causó una sordera bilateral a la edad de 8 años. Con el tesón, el carácter y el buen humor que se intuye la caracteriza, y un titánico esfuerzo que, según cuenta, hicieron sus padres, dejó atrás ese obstáculo auditivo para crecer y avanzar hacia lo que es: una mujer hecha y derecha, plenamente integrada e independiente. Con ese buen genio tan necesario para salir adelante, se reivindica para darle visibilidad a un problema al que se enfrentan, desde hace tiempo, las personas que, como ella, se comunican a través de la lectura labial.

La mascarilla siempre ha sido para el colectivo una barrera, pero su uso generalizado, ahora, está complicándoles realmente la vida. Por eso piden la homologación de las que llaman «mascarillas comunicativas», que son aquellas que incorporan una ventana transparente que deja a la vista la boca del interlocutor. «Nos preocupa y nos ocupa desde hace mucho tiempo», afirma esta vecina de Melide para explicar que «ya antes de la pandemia, pensamos que se podían utilizar en diferentes ámbitos», como en, tal y como pone de ejemplo, las consultas de profesionales sanitarios o en centros de estética. «Pero con esta situación, vimos que hacía mucha falta; su uso es ampliable a todo», añade María Carmuega, que forma parte de la Asociación de Implantados Cocleares de España (AICE). Desde el colectivo impulsaron el diseño de un modelo de mascarilla comunicativa que «pasó las pruebas específicas de respirabilidad y de contaminación», apunta. Además, «han obtenido el visto bueno de departamentos de riesgos laborales de diferentes hospitales, que las están usando», añade para concluir que, por esas razones, «consideramos que son seguras».

Una empresa española fabrica el modelo de mascarilla por el que aboga AICE, desde la que trabajaron hasta en siete prototipos diferentes, en cuyo diseño y pruebas «intervinieron usuarios sordos para comprobar la viabilidad de la lectura labial, logopedas y lingüistas, entre otros», cuenta María Carmuega, que llama la atención sobre la dificultades para homologar las mascarillas transparentes «porque en España no hay una normativa específica para homologar plástico», explica. «No se trata de que homologuen un modelo concreto, sino de que se busque una solución a una problemática que antes era emergente y ahora es una necesidad acuciante», demanda para reivindicar que «a la larga, todo el mundo debería usar un tipo de mascarilla que no solo fuera segura, higiénica y homologada, sino que sirviera para eliminar las barreras de comunicación a los diferentes colectivos que se apoyan en la lectura labiofacial».

17.500 personas con implante coclear

María Carmuega forma parte desde hace dos décadas de la Asociación de Implantados Cocleares de España (AICE), un colectivo con 4.500 socios que pone voz a las dificultades que, por el uso generalizado de la mascarilla, tienen para comunicarse las personas con ese dispositivo que mejora la capacidad auditiva. En España, lo llevan unas 17.500 personas.