El Gordo se escapó en Santiso, un concello que no llega a 1.500 vecinos, por un solo número, pero dejó 1,9 millones de euros
28 dic 2025 . Actualizado a las 21:02 h.En Visantoña están pasando las fiestas de Navidad con frío y con alivio... el que aporta sacudirse la preocupación de no tener que rascarse el bolsillo para sobrevivir a los fastos propios de esta época del año. El número de la Lotería Nacional que adquirieron, para el sorteo extraordinario del día 22, en el mesón homónimo de esta parroquia de Santiso resultó premiado con 2.100 euros el décimo. Hasta ahí, todo normal. Lo extraordinario es que en un bar de un municipio que no llega a los 1.500 vecinos despacharon 900 décimos; o lo que, es lo mismo, 90 series. Y más excepcional es aún que el número premiado fue el inmediatamente anterior al Gordo de Navidad. Vamos, que a un solo número se quedaron los portadores del 79.431 de resultar agraciados con, mínimo, 400.000 euros.
Esa espinita se le quedó clavada a Iván Mato, que estaba a los mandos de la cafetera del local cuando, a falta de un minuto para las once menos cuarto de la mañana, los niños de San Ildefonso cantaron el 79.432. «De primeiras non se escoitou moito o número, pero como empezan a cantalo repetidamente...», recuerda. Aunque nadie en ese momento hubiese caído en la cuenta, Mato no habría tardado en enterarse, porque, el resto de la mañana del 22, «o teléfono foi un non parar», cuenta.
La sensación agridulce que, en un primer momento, invadió a este hostelero por pisarle los talones a El Gordo fue casi un suspiro. «A primeira sensación foi de pena, de rabia por non dar O
Gordo por un número», comenta el hombre, que pronto vio resarcida su frustración por la marea de vecinos entre los que repartió, no millones, pero sí miles de euros. El Mesón de Visantoña fue esta semana, y muy especialmente el martes, un ir y venir de gente agradecida, y «ver aos veciños chegar ao bar con esa felicidade foi moi bonito, sempre o levarei no recordo», confiesa el gerente de Mesón Visantoña, donde, el año pasado, se despachó un número premiado con 100 euros el décimo.
Y es que en la parroquia «nunca tocou esa cantidade de cartos», cuenta Iván Mato, que, en su montaña rusa de emociones, pasó del «chasco a unha felicidade enormísima» cuando echó cuentas del monto que había repartido con el número despachado en el bar. Ni más, ni menos que 1.890.000 euros, «moitos cartos, e moi, moi repartidos», afirma para contar que «a maioría» de los afortunados «son clientes de todos os días, xente maior e tamén máis nova», entre, además de los propios vecinos de Visantoña, oriundos de la parroquia que retornan de la emigración a pasar las vacaciones de verano, y, destaca, «traballadores da autovía. Dicíalles que tiña a espiña de ía tocar e que estiveran atentos, porque si era O Gordo deixaba de darlles de xantar», cuenta el hostelero. Y es que aunque «todos os anos vendemos moítisima lotaría», en el mesón que Iván Mato regenta junto a Laura Camino Carril, se podían elegir hasta seis números diferentes: el de comisiones de fiestas y colectivos sociales «por axudar» y el número de la casa, que no es uno concreto, sino «o que lle toca». Adquieren cada año uno diferente en O Rei Midas, que es la administración número 1 de Arzúa, donde la lotera Susana Quintela es la maga de la suerte que elige al azar para el Mesón de Visantoña un número «que vamos collendo en series segundo imos vendendo».
Empiezan a despacharlo nada más sale a la venta a finales de junio, porque «en verán é cando
vén a xente de fóra», explica Mato, que se quedó sin décimos cuando faltaba más de una semana para el sorteo. Él mismo regaló «dos que tiña, pero preferín que fose así e non ter quedado con eles», sostiene el hostelero, un entusiasta de la Navidad («son as mellores datas e as máis importantes do ano», dice), y un devoto de su magia: «Creo nesa sorte de que pode ser, e intento contaxiala», cuenta el hombre, que, en apuestas y lotería, lo confía todo al tradicional sorteo extraordinario del 22. ¿Me da un décimo para Reyes?. «Non hai, nunca o puxemos a vender», contesta. Toca esperar. «Para o ano, probablemente collamos o número completo», avanza, animado por la clientela, y, como no, esperanzado.