El Festival de la Luz se despide demostrando que en Orros la música se vive en familia

Alejado de la purpurina, los outfits y el glamur que acompaña a los artistas mainstream, ahí se encuentra el Festival de la Luz, que en su 12 aniversario volvió a hacer gala de lo necesario que es otra manera de vivir la música. No se necesitan flashes, ni tampoco lo más escuchado de Spotify para organizar tres días de pura cultura, esa que, al contrario de lo que ocurre en buena parte de las grandes citas musicales de España, sí se puede disfrutar en familia. Es por ello que por la finca de Orros, a los pies de la casa donde nació Luz Casal, volvió a haber hueco para gente de todas las edades, familias enteras que se dejaron llevar por un cartel de 55 artistas que atrajo a lo largo de esta edición a más de 27.000 personas. En Boimorto, cuyo censo roza por poco los 2.000 vecinos, no cabía un alfiler.

Si el plato fuerte del sábado fue el concierto en solitario de Luz Casal, la gran impulsora de esta cita; el protagonismo se repartió ayer, en la jornada final, entre los 21 grupos que se subieron a los cuatro escenarios perfectamente delimitados por las ya tradicionales alpacas. Para abrir la jornada, la Banda Cultural de Salceda se subió al Escenario Xacobeo con más de una veintena de artistas, que sorprendieron con versiones de música disco, como la mítica Ecuador. A pocos pasos, Suzukiños llevaba los acordes tradicionales gallegos a las tablas de la Diputación de A Coruña, lo que provocó que las parejas comenzaran a abrazarse y bailar. Satélite Salitre, desde el escenario Cultivando Música, brillaba con su trío de cuerdas, concierto que fue el preludio del primer nombre propio de la tarde, Ortiga, que hizo gala de ese repertorio de merengue latino con toques gallegos.

Tras el compostelano, le tocó el protagonismo al Kanka, uno de los grandes conocidos de esta edición, que no defraudó al respetable. Hammond York, Chris Barron, Veintiuno, Candela Liste, Eris Mckenzie, Galeatro, Capital Voskov, Filloas y Caamaño & Ameixeiras fueron otros de los platos de los que degustó un respetable que también tuvo showcookings, juegos, exhibiciones de artesanos y un sinfín de actividades que convirtieron Orros en el lugar perfecto para pasar una tarde de domingo. A pesar del calor, el respetable decidió permanecer lejos de la playa.

Recta final y despedida

Marlena y Catuxa Salom fueron las encargadas de ir marcando el camino de la despedida, algo que hicieron en primer lugar Los Zigarros, uno de los grupos en mejor forma del rock and roll español. Mago de Oz echó el cierre de esta 12 edición desde el escenario Xacobeo. Allí quedó claro que el futuro de la música gallega y española se mece en lugares como Boimorto, que durante tres días se convirtió en el lugar para que abuelos, madres, adolescentes e hijos compartieran una misma pasión. La música.

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