El PSOE se hace el harakiri

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO

30 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Llegó Aitor Bouza a la secretaría general del PSOE de Santiago, que dejó vacante Sánchez Bugallo tras el fiasco de las elecciones municipales, y lo hizo con ansias de renovación y de reconducir la deriva del partido con el objetivo de recuperar la alcaldía en el 2027. Ocho meses después, los socialistas compostelanos libran una lucha a muerte entre la ejecutiva local —con el apoyo de la provincial— y el grupo municipal. Son las consecuencias de haber irrumpido en plaza como elefante en una cacharrería en su intento de cambiar el statu quo del socialismo local, que funcionó durante la actual etapa democrática con la subordinación de la agrupación a los dictados de su representación en el Concello, y en concreto a los del alcalde, primero Xerardo Estévez, después Bugallo, que concentraron en su figura, en primera persona o en la de afines, la dirección local. Así fue en más de 30 años de gobiernos socialistas en Santiago. Y funcionó, a costa de minimizar a la base, convidada de piedra, y sin dar apenas margen a la creación de cantera para la sucesión de liderazgos tan potentes. La espantada de Bugallo y sin su autoridad —que mantenía la cohesión entre los concejales y en la agrupación local— dejó expedita la vía para el asalto de la nueva ejecutiva al menguante espacio socialista en el Pazo de Raxoi, y cuando los concejales le dejaron claro a la dirección local que no iban a traicionar la voluntad de los ciudadanos expresada en las urnas cediendo a la exigencia de renuncia a sus actas para correr la lista y que, en primera instancia, entraran en el Concello Isabel Gómez Cambón y el propio Bouza (candidatos 10 y 11), empezó a olerse la sangre. En Raxoi ya no había un grupo de concejales divididos entre el ala izquierda partidaria de cogobernar con el BNG (Mercedes Rosón, Sindo Guinarte y Marta Abal) y los bugallistas (Gonzalo Muíños, Mila Castro y Marta Álvarez), sino seis ediles heridos en su dignidad —véase el pacto presupuestario firmado en sede municipal con solemnidad por el propio Bouza con Goretti Sanmartín y María Rozas— y unidos contra la ejecutiva local. La votación de la ordenanza de las viviendas turísticas y el pretendido relevo de asesores del grupo municipal son solo artillería en esta guerra que puede acabar con las siglas del PSOE desaparecidas de Raxoi, 45 años después.