Llegan a los usuarios de los hospitales Clínico y Gil Casares, desquiciados por la falta de espacios de aparcamiento en el complejo de A Choupana, buenas vibraciones sobre la apertura de un diálogo —increíblemente inexistente hasta ahora— entre la Xunta y el Concello para acometer conjuntamente una solución a este problema que debería haberse resuelto hace muchos años, casi tantos como los transcurridos desde el nacimiento del proyecto del propio Clínico, huérfano como estaba ya, en el cambio de siglo, de un equipamiento elemental para garantizar la movilidad de los usuarios y trabajadores no solo residentes en la capital, sino en el conjunto del área sanitaria de Santiago y Barbanza. No se puede esperar más, la situación es insostenible. No se debería haber llegado al caos de tráfico que todos los días, cada mañana, es el entorno hospitalario por falta de estacionamientos. Ni pagando a precio de oro el único párking concesionado existente. Con las elecciones locales a la vuelta de la esquina, tal vez no sea el mejor momento, o sí, pero que nadie piense que en este asunto va a haber una administración vencedora y otra vencida. Hasta ahora solo hay ciudadanos derrotados por administraciones inoperantes. Por eso, cúmplanse los trámites que sean necesarios, pero que la burocracia no se convierta en maniobra de distracción para marear la perdiz, seguir pasándose la patata caliente y no concretar la única solución aceptable: nuevos equipamientos de aparcamiento, inaplazables porque sería surrealista no tenerlos operativos cuando en cuatro años estén funcionando la ampliación ya licitada del Clínico y el nuevo centro de protonterapia que dará servicio a toda Galicia y comunidades vecinas tras la construcción de su edificio junto al Gil Casares, donde además desaparecerá una de las muy insuficientes bolsas de estacionamiento en superficie disponibles. Si la Xunta necesita un estudio de movilidad, hágase, pero hágase ya y rápido: cualquier usuario o trabajador de los hospitales puede dictar a sus autores una conclusión certera en diez segundos. El área sanitaria no puede seguir soportando esta caótica frustración, y solucionarlo ha de ser resultado de la más elemental voluntad política, con la que Xunta y Concello ganan.