Fachadas

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO

12 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Fracaso. La gestión pública del casco histórico es un fracaso sin atenuantes porque no ha logrado lo que debiera ser su primer objetivo: mejorar en habitabilidad para frenar la despoblación. No solo no la ha frenado, sino que en los últimos 20 años ha perdido una cuarta parte de sus vecinos para quedarse en menos de tres mil. Dramático. No se compensan con nuevas incorporaciones las pérdidas por fallecimientos y se expulsan habitantes que buscan mejores condiciones de vida. Se prioriza la conservación del patrimonio monumental y se relegan las intervenciones para que el residencial atraiga a jóvenes y familias. Las vitrinas de Raxoi están llenas de trofeos por políticas que han convertido la «almendra» en un decorado de piedra para turistas. Y lo peor es que nada hace presagiar el cambio de rumbo drástico, radical, que debería aplicarse para evitar que en los próximos veinte años, o antes, el casco histórico sea un desierto demográfico absoluto. El Concello sigue mareando la perdiz con el Plan Especial, que debe ser actualizado con el doble objetivo de preservar la joya de la corona, claro que sí, pero flexibilizándolo para que las personas puedan disfrutar de unas condiciones de vida del siglo XXI y no del XIX. Y poco o nada se conseguirá sin una fuerte apuesta por las ayudas a la rehabilitación, con todos los condicionantes que garanticen que las casas serán habitadas sin que la inversión pública fomente la especulación privada. No se captarán vecinos si el acceso a la vivienda y la inseparable mejora de los servicios no están en el centro de todas las políticas para el casco histórico. Hoy no están y en el dibujo que firmó el Real Patronato hasta el 2032 su trazo es demasiado tenue.