Futuro

Cristóbal Ramírez

SANTIAGO

22 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Si en el sur de Francia, donde abundan las abejas, o en los países nórdicos, donde son más escasas, dispusieran de un lugar, establecimiento, museo o como lo quieran llamar como O Enredo do Abelleiro, a la sazón en tierras de Arzúa, los gallegos volveríamos a casa admirados diciendo mira tú qué bien saben hacer las cosas. Y además podría usted tener la seguridad de que ese lugar, establecimiento o museo gozaría de algún tipo de protección que le garantizaría su continuidad.

Aquí no. Aquí es todo ello fruto de la pasión y del tesón de un solo hombre, que por cierto tiene 85 años. Y del esfuerzo y sacrificio de Amparo, su hija, un derroche de amabilidad y optimismo. Es el producto de una familia. Y su continuidad está en el aire. Desde luego, aquello no es negocio. Es amor a las abejas, a la miel, al entorno. Es la obra de una sola persona.

Deus lle dea longa vida, y desde luego nadie le echa los años que tiene. Maneja la carretilla con una envidiable soltura. Tiene la mente clara. Presume de memoria. Pero no somos eternos. Así que hay que pensar en el futuro, y tras el cierre de durante meses -pandemia obligó- ese futuro no es de color de rosa. Tampoco es que se presente desastroso y negro carbón, pero lo que sí es seguro es que la comarca tiene que empezar a apuntalar una de sus señas de identidad mientras Galicia entera ha tirado miles y miles de euros en supuestos museos o centros de interpretación que siguen cerrados. Y ya no digamos en obras municipales que han quedado por la mitad, estructuras esqueléticas que cualquiera puede ver cuando pasea por el país.

El tesón de una familia y su gran aporte a la comarca compostelana se merece una recompensa: la continuidad.