Magnifique

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO

06 dic 2020 . Actualizado a las 14:21 h.

El europeísmo de Giscard d'Estaing dio de bruces con sus raíces el 30 de junio de 1978 al pisar el Obradoiro. Su célebre exclamación, conmocionado por la belleza de la Catedral, ayudó a afianzar las bases, en aquel tiempo que hoy se nos difumina, remoto, de un futuro de esplendor para la ciudad histórica y, de paso, hizo más por animar las siempre complejas relaciones de vecindad entre Francia y España que cualquier cumbre bilateral antes o después de que estrenásemos la modernidad de la UE: «C' est magnifique!». Tal vez Giscard, que falleció el miércoles a los 94 años, llegó en el momento más oportuno, necesitados como estábamos de abrazos europeos en el posfranquismo. Mucho antes, en 1939, abrió este camino francés el mariscal Pétain, siendo embajador aprendiz de traidor; después De Gaulle (1970), ya expresidente, y Miterrand y su gusto por lo ibérico (el jamón) en la terraza del Camilo, o Chirac como primer ministro. Y el italiano Andreotti, o los teutones Kohl (1995) y Merkel (2014), o el vecino Soares, o los americanos Fidel Castro, Chávez, Alfonsín, De la Madrid, Mujica, o los nipones Naruhito (2013), hoy emperador, y el hasta hace nada primer ministro Shinzo Abe... Si el covid que se llevó a monsieur le président lo permite, tal vez asome en el 2021 algún estadista para dar lustre al Xacobeo y ampliar un álbum de fotos que tiene vacías las páginas de los últimos años. Pero que el Apóstol seleccione bien, porque no hay en el mundo exceso de mandatarios coronados por el prestigio. Y si no, tranquilos. Vamos sobrados. Ya lo dijo el viernes Bugallo en la conmemoración de 35 años como patrimonio de la humanidad: la ciudad histórica corre el riesgo de morir de éxito.