Ahora, las rutas

Cristóbal Ramírez

SANTIAGO

22 jun 2020 . Actualizado a las 08:39 h.

El descubrimiento de una obra de arte, al parecer del siglo XVI, en el ayuntamiento de Cerceda es una muestra más de que todavía queda mucho por salir a la luz. Es también una prueba de que en toda Galicia existen posibilidades de crear producto turístico fuera del Camino de Santiago (que no pasó ni pasará nunca por Cerceda) a pesar del gran agujero negro que es el feísmo arquitectónico y la falta de generación del propio producto. ¿A qué así, a bote pronto, va a ir un madrileño, valenciano, italiano o alemán a Trazo o a Frades, que seguro que encierran enormes posibilidades?

En el entorno de Santiago no se levantaron grandes (ni pequeños) monasterios, ni grandes castillos (el de Mesía es una bonita ruina), ni nada similar. El único anzuelo que se puede lanzar es el de las rutas de senderismo. Dejando la Vía Verde aparte, tema complejo, y por supuesto obviando los Caminos de Santiago, el panorama no semeja muy optimista, porque hay poco y, por lo general, abandonado o casi.

A todo el mundo se le llena la boca hablando del turismo de proximidad, que nos van a venir pocos suecos y algunos de Ribadeo, casi ninguno de Canadá pero más de uno de Ourense. Y todos esos vecinos ya conocen la catedral. Procede retenerlos ampliando la oferta. De manera que esto último ­-conditio sine qua non para lo primero- implica que los alcaldes diseñen rutas si no las tienen, que limpien y dejen el paso expedito en las existentes, que las promocionen ¡conjuntamente! (eso sí que sería de nota) en papel y en Internet, lo cual no es caro, y que Oroso, Frades, Rois, O Pino y todos los demás aparezcan como el gran atractivo complementario de Santiago. Cosa que en absoluto son ahora.