No es fácil atisbar oportunidades en medio de la pesadumbre que cae a plomo sobre la mayor parte de nuestros sectores productivos, pero las hay y es vital aprovecharlas. Ahora es el momento de afrontar soluciones transformadoras del comercio de proximidad, que mucho antes de que irrumpiera el coronavirus para volver del revés nuestras vidas, ya estaba acorralado por el ataque de las empresas globales de la compra online, que han desbancado a las grandes superficies como el principal rival de ventaja del comercio tradicional. Este tiene que seguir dando la batalla a pie de calle para conservar la fidelidad de los vecinos, pero apenas tendrá opción de supervivencia si no abre el frente online. La crisis del coronavirus que ha cerrado nuestro comercio será definitiva para muchos si no son capaces de levantar la verja online. El colectivo Santiago Centro lo ha visto claro y hace tiempo lanzó una apuesta estratégica para subir a sus asociados a este tren de futuro, y también Santiago Punto Compostela lo afronta como un reto. Es el momento de sumar, de unirse para pelear por un futuro que no condene nuestras calles a un desierto comercial. El gobierno local está dispuesto a apoyarlo como una alternativa más útil que las limosnas de los beneficios tributarios. Para el comercio de proximidad es una tabla de salvación que no puede dejar escapar. La hostelería también sufrirá, pero lo va a tener más fácil con el Xacobeo a las puertas. La economía compostelana, aunque tiene capacidad de resistencia, arrastra debilidades para las que no valen parches, en especial para los autónomos y las microempresas vinculadas a la industria, y para el comercio de proximidad. Es la oportunidad definitiva.