Ana Brouwer

Joel Gómez SIN INTENCIÓN

SANTIAGO

29 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Aunque no tiene una calle dedicada, no llevan su nombre un museo o un colegio, ni ninguna otra institución, la compostelana Ana Silva, conocida como Ana Brouwer tras adoptar el apellido de su marido, es una figura que merece la pena. La profesora Teresa Moure contribuye a su mejor conocimiento en Um elefante no armário y Não tenho culpa de viver, dos títulos publicados en Através y Chan da Pólvora, editoriales de la ciudad. El primero nos acerca su intensa biografía y producción, con diversas perspectivas; el segundo traduce ocho poemas y una «Nota inicial». El tema central de ambos es el diálogo entre la verdad y la mentira. Es un proyecto culminado magistralmente, que supera incluso el precedente de Eu violei o lobo feroz y Ostrácia, otros dos textos de la autora, también en conexión. En esas páginas encontramos a la mujer, la científica, la investigadora, la lingüista, la filósofa, la productora literaria, la política, la generadora de opinión. Una Teresa Moure múltiple, que nos demuestra cómo la mentira pertenece a las artes literarias, aunque no haya entrado aún en el canon; o cómo la verdad, por más que aparente firme e inmutable, puede resultar detestable («confiesa», de hecho, que detesta la verdad, pero no puede conformarse con la mentira); o cómo se ensancha la libertad, entre otras cuestiones. Nos ofrece muchas lecturas, de la mayor y máxima actualidad en estos tiempos poselectorales; de verdades y posverdades, también mentiras en diferentes grados y colores. No hay mucha información sobre esta Ana Brouwer en Internet, que remite más para otras mujeres con ese nombre. El papel ofrece aún otras posibilidades.