Bugallo: «Responderemos á confianza»

Xurxo Melchor
xurxo melchor SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

El futuro alcalde anuncia que se dejará «a pel» para «devolver a Santiago a onde ten que estar»

27 may 2019 . Actualizado a las 14:05 h.

La noche prometía cuando a la sede electoral del PSdeG-PSOE de Santiago, ubicada en la calle Montero Ríos, comenzaban a llegar a cuentagotas los resultados de las primeras mesas que enviaban los apoderados. Una de Aríns, otra de Bando, dos de Fontiñas... En todas, el resultado colocaba a los socialistas como fuerza más votada y a mucha distancia de Compostela Aberta. Olía a triunfo, pero nadie quería pecar de optimismo y las caras aguantaban como podían la sonrisa.

Cuando comenzó el escrutinio oficial y aquellas buenas sensaciones se confirmaban en escaños, la alegría comenzó a derribar las cautelas y los primeros abrazos afloraron en una sede que comenzaba a llenarse hasta los topes. Y cuando con el 85 % recontado el PSOE se colocaba con diez concejales, el PP con ocho y Compostela Aberta con solo cinco, la alegría se tornó en una emoción desbordada que quedó plasmada en el abrazo que el exconcejal Bernardino Rama se dio entre lágrimas con un compañero o en el que también se fundieron Mercedes Rosón y Gumersindo Guinarte, números dos y tres de la lista ganadora que llevará a Xosé Sánchez Bugallo de nuevo a la alcaldía de Santiago.

Faltaban tres minutos para las once de la noche cuando Bugallo salió de la sala de máquinas que los socialistas habían situado en la planta baja del local y, al grito de «alcalde, alcalde», se dispuso a hacer su comparecencia como ganador de las elecciones y como futuro alcalde de Santiago. «Moitísimas grazas aos cidadáns de Santiago polo enorme caudal de confianza que depositaron en nós, que saiban que responderemos á confianza con absoluta lealdade e dedicación. A partir de mañá chamo a todos os grupos, independentemente das posicións que mantiveramos ata o día de onte para traballar xuntos polo ben de Santiago», afirmó entre aplausos.

Los primeros retos, para Bugallo, son dos: el año santo del 2021 y devolver a la ciudad «a onde ten que estar». El futuro alcalde anunció que Compostela tiene que «volver ser o centro de Galicia, de España e de Europa. Temos que volver ser unha referencia mundial, europea e nacional. Santiago non pode conformarse cunha posición mediana ou mediocre. Galicia brilla en Santiago e todos os galegos teñen que ter unha capital da que se sintan orgullosos», un empeño para el que quiere contar con «todos os partidos, as asociacións de empresarios, de traballadores, de veciños, a todos, a traballar xuntos polo ben de Santiago. Podemos facelo e se queremos imos facelo. Nós imos deixarnos a pel», añadió.

Tras el breve discurso, Bugallo recibió una llamada. Era Martiño Noriega, el alcalde saliente, que quiso felicitarle personalmente por la victoria en los comicios. Cuando colgó, un grupo de militantes se le acercó para saber de qué habían hablado. «Quedamos para falar», les dijo sin querer revelar más datos. El PSOE volverá a gobernar en Santiago. Podrá hacerlo solo, aunque también podría sumar los dos ediles del BNG y repetir la exitosa fórmula del bipartito. El tiempo lo dirá.

La segunda vida política de Pepe Bugallo

 

 

Xosé Sánchez Bugallo (Teixeiro, 1954) llegó a Santiago con siete años porque a su padre, ferroviario, le destinaron a la ciudad. Entró en política de la mano de Xerardo Estévez y en 1998 recogió su testigo para gobernar en Raxoi hasta el 2011. Salió derrotado por la mayoría absoluta del PP de Conde Roa y acabó exiliado en el Parlamento de Galicia como diputado. Se jubiló y se dedicó a pasear y a ver los toros de la vida política desde la barrera, pero sin dejar nunca de prestarles atención. Parapetado, presenció primero la debacle popular con las dimisiones forzadas de dos alcaldes y después la llegada al poder de Martiño Noriega con una ilusión que pronto se diluyó como un azucarillo en te caliente. Su retiro de la política nunca fue completo. A Pepe Bugallo, como lo conocen a pie de calle, lo abordaban en cada paseo pidiéndole que volviera todos los que pensaban que todo lo que vino tras él fue peor. Lo pensó y dudó, pero acabó aceptando y ahora que ha cosechado un triunfo incontestable se ha ganado disfrutar de una segunda vida política y, quizás, quitarse la espinita que tenía clavada desde el 2011.