Por si no se ha dado cuenta usted, la campaña de las municipales ha comenzado. No con las dos semanas oficiales, sino con seis meses de antelación. Se ve en la calle, donde han proliferado los carteles amarillos con el lema «Compostela afaise a ti», que trae reminiscencias de aquel plan E de Zapatero que hace diez años llenó el país de obras inútiles con el pretendido objetivo de movilizar la economía y que ahora, en la versión de Compostela Aberta, pone en marcha la maquinaria municipal de la obra pública, casi totalmente paralizada en los tres primeros años del mandato. El plan de inversiones de Noriega será útil a la fuerza, por la necesidad extrema de mejora de infraestructuras y equipamientos. Pero más allá de las obras de inspiración electoral o no -la casualidad, a veces, también cuenta-, puede usted apostar, y no perderá, a que vamos a ver movimientos en el salón de plenos de Raxoi que casarán punto por punto, voto por voto, con la estrategia de los grupos políticos para las municipales del 2019. Ya han comenzado. Vean si no el batacazo, en parte ganado a pulso, del gobierno local con el Plan Especial. Pero habrá muchas más ocasiones. La negociación presupuestaria irá por el mismo camino. El PSOE, que con su doble juego ha ayudado a Noriega a llegar vivo hasta aquí, ahora marca distancias, no sea que cale la idea de que votar Bugallo -llegado el caso, el exalcalde querrá gobernar en solitario apoyándose en unos u otros según convenga- es votar Martiño, una idea que el PP va a azuzar hasta la saciedad para reivindicarse como única alternativa al «caos» actual de CA en solitario o al futuro hipotético con el PSOE y, por descontado, el BNG.