Peaje mortal

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO

07 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Proliferan por nuestra geografía los productos de los excesos perpetrados con inversiones en infraestructuras que, de vuelta a tiempos de vacas flacas, son motivo de sonrojo para gobernantes y gobernados. Deberíamos tomar nota para que no se repitan episodios similares en el cíclico devenir de los tiempos económicos, aunque ya se sabe que tropezamos una, dos, tres y las veces que haga falta en la misma piedra. Pudiera parecer ese el caso del enlace Santiago-Sigüeiro de la AP-9 por su escaso tráfico, pese a que durante años fue muy demandado, sobre todo desde el concello orosino. Sin embargo, es una necesidad social incuestionable. Lo vemos todos los días, en horas punta, en la enorme densidad circulatoria de la N-550 entre Sigüeiro y la capital, en los kilométricos atascos y, trágicamente, en la inseguridad de ese mismo tramo, con fatales consecuencias como el accidente mortal que se produjo el lunes pasado en Marantes. Sí, ese nuevo enlace de la AP-9 es socialmente necesario. No lo es el peaje, de 1,65 a 3,60 euros según la categoría del vehículo, que disuade a los usuarios, incluso al densísimo tráfico pesado, que debería estar obligado a circular por ahí. Algo hay que hacer para que ese tramo de la AP-9 sea una alternativa real a la N-550, porque es un exceso insostenible tener una infraestructura necesaria y que no se utilice. Y, mientras, a hormigonar salvajemente el puente medieval del Tambre para que no se hunda al paso de 22.000 vehículos cada día, a buscar alternativas imposibles para darles fluidez en la colapsada travesía de Sigüeiro, y a trazar una nueva circulación que un día lejano pase a formar parte de una autovía paralela a la AP-9. Kafkiano.