Una pregunta

Mario Beramendi Álvarez
Mario Beramendi AL CONTADO

SANTIAGO

03 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En el lugar donde aparco para ir a trabajar hay un vidente que no hace más que darme sustos. Casi todos los días, deja en el parabrisas de mi coche una cuartilla de papel blanco, como si fuera una multa de aparcamiento. Cuando llego al vehículo y veo que es él, el Maestro Madu, un experto en alta magia africana, respiro aliviado. Este hechicero atesora un cúmulo de facultades extraordinarias: garantiza la solución a todo tipo de problemas en el trabajo y el amor; recupera parejas y elimina la brujería y el mal de ojo; ayuda a superar la inseguridad y el miedo, e incluso es capaz de atraer clientes en bares y tiendas. Al menos, no promete la cura de enfermedades.

He aprendido a convivir con los breves sobresaltos que me provocan las multas del Maestro Madu, que tal vez sí haya espantado a los policías locales en la zona norte de la ciudad, donde no se aprecia tanto su enérgica potestad sancionadora. No he visto nunca al Maestro Madu, pero me han dicho que es un subsahariano de complexión fuerte, y un hombre amable y educado. Puedo imaginármelo en un cuarto oscuro, con amuletos, y en comunicación con los dioses mientras arden unas hierbas en un cuenco de madera. Ayer mismo, justo cuando retiraba un día más su tarjeta de presentación de mi parabrisas, reparé en que estamos ya en el mes de octubre, hace demasiado calor, y en la calle aún no pisamos por las aceras las hojas caídas de los árboles. Tampoco huele a tierra mojada ni a castañas asadas. Así que a mí me gustaría telefonearle un día y hacerle una sola pregunta. Maestro Madu, dime, ¿cuándo vendrá el otoño?