El gran desafío del Santiago Futsal pasa por seguir dando pasos hacia la estabilidad, después de superar la fase más dura del proceso concursal. En su reencuentro con la Segunda División vuelve a estar en el pelotón de los modestos en materia presupuestaria. En ese contexto, ha confeccionado un plantel con muchas caras nuevas, con mucha juventud en sus filas, un equipo que necesita tiempo para ir cuajando. En el debut, a pesar de la derrota en casa, no se llevó ningún reproche. Porque los aficionados que acudieron a Santa Isabel vieron sobre la pista un colectivo reconocible, que se dejó el alma, que hizo un gran trabajo en defensa, que nunca se resignó. Y se estrenó en la categoría Alberto, que llegó a la entidad cuando era prebenjamín, que pasó por todas las categorías y que ahora, en edad todavía juvenil, se codea ya con el primer equipo sin complejo alguno. De hecho, fue de menos a más con el paso de los minutos y rayó a un alto nivel. Queda mucho trabajo por hacer, pero no hay duda de que hay muchísimo trabajo detrás.