24 horas

Montse García Iglesias
Montse García AL TRASLUZ

SANTIAGO

10 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Casi no puedo imaginarme lo que son 24 horas sin dormir, entonces menos lo que son 24 horas pedaleando continuamente, como hizo Mikel Azparren desde Roncesvalles a Santiago. Pero eso es solo la punta del iceberg cuando uno se marca un reto de ese calibre. ¿Y toda la preparación que hay detrás? ¿Cuántas veces sacó tiempo de ocio para esos 18.000 kilómetros en un año para prepararse? Solo pensar en la cifra da miedo. Si recorrer 18.000 kilómetros con un vehículo utilitario cualquier conductor para ir al trabajo -no hablamos de profesionales del transporte- ya es una cifra considerable, no digo nada lo que es realizarlas pedaleando. Una media de casi cincuenta kilómetros al día. Un paseo de Santiago a Vilagarcía, por ejemplo. La verdad es que no me imagino diciendo que dejo aparcado el coche y cubrir esta distancia en bicicleta a diario para ir a trabajar. Pero lo que más me impresiona de estos retos es que, al final, lo que está detrás es únicamente el afán de superación personal. Ese es el motor que lleva a pasar horas y horas de entrenamientos y a realizar tantas renuncias. Por eso siempre admiraré a aquellas personas capaces de levantarse dos horas antes de ir a la oficina, llueva o haga frío, para ir a correr. También a aquellos que ignoran el sillón los sábados y domingos después de una semana de interminables jornadas laborales o a esos jóvenes que son capaces de combinar sus estudios con otras aficiones que le exigen horas y horas con tal de cumplir un sueño en el mundo del deporte, la música o el arte. ¡Con lo fácil que es pasar una hora tras otra delante de una pantalla! Mientras queden retos y sueños por cumplir hay esperanza.