Son fotografiadas por decenas de cámaras cada día. Su aspecto colorido y jovial invita a agarrar a Maruxa (la mayor en edad y desparpajo) o a echarle el brazo por encima a Coralia para sacarse una foto. Pero muchos ignoran la triste historia de las hermanas Fandiño, Las Marías. Con esa máscara de polvo de arroz y carmín en sus caras borraban el rastro del sufrimiento. Salían a pasear por la ciudad, siempre a las dos en punto (de ahí el apodo). Con vestidos alegres y emperifolladas, se dedicaban a coquetear con los estudiantes.
Las Fandiño venían de una familia humilde y numerosa, hijas de un zapatero y una costurera. Ellas eran, en realidad, tres. Sarita falleció muy joven. Así lo documentó la historiadora y exconcejala Encarna Otero. Explica que, con 17 y 32 años vivieron el triunfo de la República. «Aprenderon liberdade, dereitos e sindicalismo na súa propia casa, escoitanto aos seus irmáns Manuel, Antonio e Alfonso, destacados dirixentes e líderes da CNT», dice la biografía que les dedica Otero. Uno de ellos fue asesinado tras la sublevación franquista y otros dos lograron huir. Las Fandiño, sin embargo, fueron torturadas para que revelasen su paradero, escribió la historiadora: «Tiveron que vivir as ameazas, o aceite de rícino, o pelo rapado (...)». Un documental de Rivadulla Corcón relata cómo las desnudaron en plena calle y los continuos registros en su hogar, día y noche. «No está demostrado, pero hay quien afirma que las llegaron a violar», indica el autor, quien asegura que acabaron con su cordura. Locas o cuerdas, siguieron desafiando el gris de las calles para llenarlas de color. Fueron un canto a la libertad, en tiempos de represión. Ahora sí, ¡tomen la foto!.