Los residentes aguardan por la instalación de mamparas acústicas y los accesos a las fincas

Margarita Mosteiro Miguel
Marga mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

24 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Los vecinos de Angrois vuelven a sentirse maltratados por el ADIF y por Fomento, tras las numerosas irregularidades que las obras de la AP-9 han dejado en la zona. Los residentes han pedido la mediación del Concello para que sean reparadas. Se trata de pistas, que estaban en un estado aceptable y que ahora tienen tantos baches que hasta los tractores se resienten al circular por ellas. Solo con la insistencia de la directiva de la Asociación de Vecinos de Angrois se logró que colocaran vallas protectoras en la pista serpenteante que lleva a Aríns, bajo el viaducto. Estos elementos evitarán que un coche se despeñe, o lo que es peor, que una persona acabe en el fondo del terraplén.

Entre las muchas obras pendientes está también la instalación de mamparas acústicas para minimizar el ruido que genera el tráfico de la autopista. En Aríns, junto al puente, una casa pegada a la valla de la vía de pago no cuenta con la barrera antirruido, y la propia aldea de Angrois sueña con su instalación. Los vecinos recuerdan que, de acuerdo con la ley, las viviendas situadas a menos de 200 metros del vial deben estar protegidas. Por eso esperan que el informe acústico de la AP-9, al que apela el concejal Jorge Duarte, les dé la razón.

Otra de las cuestiones que más indignación produce son los accesos a las fincas. No solo están pendientes de saber qué pasa con la reposición de los puentes sobre la autopista, que evitarían dar una vuelta de hasta 10 kilómetros para ir a las fincas situadas a un lado y otro de la AP-9, sino que esperan mejoras en los accesos a las parcelas ubicadas junto a la vía de servicio. El desnivel es insalvable por coches y tractores. El colmo de las deficiencias está en el puente de Aríns. Las piedras están sueltas y caen a la calzada por la que cruzan los vecinos para ir a sus casas y tierras.