¿Buscan moderneo del bueno? San Pedro. ¿Tradición? San Pedro. ¿Multiculturalidad? San Pedro. ¿Y fiesta? ¡Todos a San Pedro!
21 may 2014 . Actualizado a las 12:09 h.Yo, que crecí al abrigo de Os Concheiros y la calle Betanzos, que hice la primera comunión en la iglesia de la Angustia y aprendí a leer y a multiplicar en el colegio de las Fraguas. Yo, que recuerdo a Daniel haciendo magia con los zapatos en la rúa de San Pedro, las partidas del Cruceiro y que el parque más cercano con columpios era el de A Trisca. Yo, que pasé veranos enteros corriendo por el Don Bosco y tenía (todavía tengo) como punto de encuentro la Cruz. Yo. Yo no puedo. No quiero. No debo ser objetiva con esto. Lo que vengo a contarles es que he crecido en el mejor barrio de Compostela. Me atrevería a decir, aunque me linchen, en el mejor barrio de Galicia. En el mejor de Europa. En el mejor del mundo. Yo soy hija de los Estados Unidos de San Pedro, de Quiroga Palacios a la rúa do Home Santo. De Belvís a Bonaval.
En su cara misma se lo digo: la verdadera compostelanidad, el picheleirismo de primera división, no está en el Obradoiro. Ni en la Alameda. Ni en la Catedral. La esencia misma de la ciudad está en los barrios. Salgan ya de la constreñida muralla de siete puertas de la primigenia Compostela y vean la vida con sus propios ojos. Vengan a los Estados Unidos de San Pedro, donde es picheleiro hasta el tuétano el kurdo que vende kebabs, el hipster de pura cepa que toma el vermú en A Moa y las cañas en el Mercromina y la señora que sigue bajando con su carro por la rúa do Medio para hacer la compra en la Plaza de Abastos. Vengan a San Pedro, el SoHo compostelano, el súmum de la modernidad. El súmum de la tradición. El súmum del multiculturalismo. El súmum de la compostelanidad.
No hay más que ver las imágenes de esta página. Así es como damos la bienvenida a la primavera. Prepárense. La próxima fiesta es la del barrio, del 25 al 29 de junio. El año pasado nos tatuamos un Amor de barrio bien grande en el pecho. Nos echamos a las calles. Hordas de compostelanos de otras zonas se acercan a nuestros Estados Unidos de San Pedro y aprenden lo que vale un peine. Cómo es la verdadera fiesta. Qué significa querer tus raíces. Diez años se cumplían de aquella gesta que supuso recuperar la esencia de San Pedro, la llave de Compostela. Amor de barrio que han sabido transmitir a todos y cada uno de sus vecinos, auténticos protagonistas de la vida diaria y de las celebraciones que han conseguido insuflar nueva vida a la zona.
Solo una cifra. En esta Feira da Primavera, que nació dentro de las fiestas del barrio pero que pronto tuvo entidad propia, había, en total, alrededor de 300 puestos. Muchos de comerciantes del barrio, que ese día se echan a la calle para vender al sol. Otros de artesanía, de comida y de bares, que tiraron litros y litros de cañas durante una jornada que tuvo una amplia programación para todos los gustos y todas las edades. San Pedro da la bienvenida a todo el mundo. Tanto, que tal y como destaca Antonio Pérez Casas, miembro de la comisión de fiestas y uno de los miembros más activos de la coordinadora del barrio de San Pedro, en un momento de profunda crisis esta zona es una de las pocas que dan la bienvenida a nuevos negocios ¿Los últimos? Una tetería con muchísimo encanto, al lado de una tienda de lanas y costura. Un poco más allá, una tienda de informática acaba de iniciar su andadura. Y se prepara ya la apertura de otro bar, según parece. Conviven con tabernas que parecen nacidas con el propio barrio. Con el ultramarinos y la droguería que ha surtido a mi familia desde siempre. Con la mercería en la que me compré mis primeros bikinis. Conviven con el bazar chino y el súper de barrio. Con el kiosko que me enseñó el amor por el periodismo.
Ojo, que también hay ya dos albergues. Porque la calle con más encanto de Galicia es también el preludio del casco histórico para los peregrinos. San Pedro es el futuro bien anclado en el pasado.
Fiestas en (el) Camino
Les decía que acabamos de salir de una en San Pedro y ya nos estamos metiendo en otra. Porque la comisión de fiestas y la coordinadora trabaja ya en la undécima edición de las fiestas del barrio, que allá por la década de los 80 habían perdido fuelle pero que desde hace una década brillan con igual esplendor que las del Apóstol, sin desmerecer los fuegos, oigan, que además se ven fantásticamente desde el parque de Bonaval. ¿Que dónde está? Donde iba a estar, hombre. ¡En los Estados Unidos de San Pedro!
La señora Julia, que tras la barra del Mosquito nos prevenía de que el licor café no es vino y que no se puede beber de la misma manera, seguro que mira desde donde esté ahora la juerga que se montará a finales de mes en nuestros Estados Unidos. La comisión trabaja ya a fulespín con el recio apoyo de los vecinos. Detalles, lo que se dice detalles, todavía no han podido darme. Una pena. Pero sí es verdad que habrá alguna que otra sorpresa en unas fiestas que tienen más de 40 actividades distintas. Empiezan el miércoles, justo después de San Xoán, que también da trabajo del bueno porque su cacharela -el picheleirismo nombra así a sus hogueras- es de las más concurridas y de mayor tradición. Otra vez, qué fiesta. Qué sardinas. Qué todo.
Así las cosas, el miércoles, primer día de oda al barrio, habrá sorpresa. Durante la semana las actividades serán de tarde y de noche, pero el fin de semana, que la gente está más descansada y con más ganas de pasarlo bien, fiesta todo el día. Y atención a la Noite do Lastro, que en la plaza 8 de marzo, popularmente conocida como a Porta do Camiño, se lía pardísima con unos conciertos que no desmerecen a los de la Ascensión. Hay que ir ahorrando ya para la camiseta de las fiestas, el uniforme oficial del 25 al 29 de junio. Aunque también se puede ir de hippy. O de hipster. O de lo que uno quiera. En San Pedro caben todos. Para eso somos unos Estados Unidos. Vengan hombre, vengan. Somos los que tenemos las llaves del paraíso. Por eso somos San Pedro.