José Castillo explica que se trabaja para conseguir que una empresa comercialice un modelo de biosensor, ideado en Santiago, que en pocos minutos pueden determinar, a partir de un análisis de sangre, y a coste bajo en qué pacientes funciona mejor el tratamiento trombolítico.
Rapidez y ser barato son dos ventajas importantes, y colaboran con el Laboratorio Ibérico de Nanotecnología de Braga, que desarrolla la tecnología para conseguir el biosensor. «É un avance importante, para poder detectar con moita precocidade os riscos de complicacións graves ou moi graves», explica. Confía que pueda estar disponible a finales de este año.
En la sesión del IDISparticipó además Pablo Menéndez Buján, especialista en células madre y director de la Fundación Josep Carreras.