Reija: «Celebramos el mismo gol dos veces, nunca habíamos visto una repetición»

RUSIA 2018

EDUARDO PEREZ

Un partido televisado en Londres sorprendió a la selección, tras una concentración fallida de 40 días en Santiago

20 jun 2018 . Actualizado a las 16:35 h.

Criado en A Coruña, aragonés de adopción, Severino Reija (Lugo, 1938) compartió selección con Gento, Di Estéfano, Luis del Sol o su inseparable Luis Suárez, con el que compartió las dos citas mundialistas de la década de los 60.

- Difícil tener un debut mundialista más desgraciado que el suyo ante Checoslovaquia.

- Me rompí el mensico a los veinte minutos. Como entonces no se podían hacer cambios, me quedé todo el partido de extremo, en una banda, para ver si podía marcar «el gol del cojo» (se ríe) pero no fue así. Cuando volví a España, tuvieron que operarme.

- Tuvo que saberle a poco, menos mal que repitió en Inglaterra.

- Nos llevaron un mes a Santiago de Compostela concentrados porque decían que era el lugar que más se asemejaba en clima a Birmingham. Estuvo lloviendo todos los días, todos, ¡eh! Todo embarrado. Había compañeros desquiciados, yo estaba con Suárez en la habitación. Cuando llegamos a Inglaterra, lució un sol fantástico, no llovió ni un día. Falló la tecnología en la previsión.

- Hablando de tecnología, fíjese ahora con el VAR, lo diferentes que deben ser los tiempos

- En Chile, los partidos no se emitían aquí hasta el día siguiente. Cuando llegamos a Londres, nos juntamos en la concentración para ver un partido. Marcó Inglaterra y dijimos: ¡gol!. A los diez segundos volvimos a saltar. ¡Otro gol! Pero si es exactamente igual al anterior, decíamos soprendidos. Celebramos el mismo gol dos veces porque nunca habíamos visto la repetición de una jugada. Fíjate si han cambiado.

- Se retiró demasiado joven.

- Tenía 29 años, pero la lesión que arrastraba en la rodilla me impedía rendir como quería. Tomé la decisión no solo de retirarme, me aparté del fútbol por completo. Puse un negocio relacionado con la moda y a eso le dediqué todo mi tiempo. Estaba muy perdido, era un mundo totalmente desconocido para mí.

- Perdido debió sentirse cuando le encerraron en un cuartel...

- Me había traspasado el Deportivo y, nada más llegar a Zaragoza, me llamaron de A Coruña... ¡que me habían declarado prófugo! Estaba haciendo el servicio militar voluntario. Por primera vez en mi vida cogí un avión. Me pase una mañana en el cuartel. Me dijeron que no saliera de la ciudad sin permiso. Y así estuve un mes, hasta que un acuerdo, no sé si entre Capitanes Generales, me permitió volver a Zaragoza.

«Yo no hubiese anunciado el fichaje de Lopetegui dos días antes de jugar un Mundial»

El nombre de Reija ha quedado grabado en una de las generaciones futbolísticas más recordadas en el Zaragoza, la de «los cinco magníficos». Tras el Mundial de Inglaterra, llegó a ejercer como capitán de la selección española.

- ¿Cómo asume un vestuario lo que sucedió con Lopetegui?

- Los jugadores han pasado página, y van a entregarse al máximo. Con más razón ahora para que nadie pueda dudar de su implicación. Van a hacer un gran papel y a luchar por el título.La única duda que nos queda es qué hubiese pasado si la lista de convocados se hubiese dado después de que Lopetegui dejara el cargo. Si Hierro hubiese llevado a los mismos. Pero no tiene sentido ahora darle vueltas a eso.

- ¿Entendió cómo se gestionó?

- Fue una situación escabrosa. No sé si la decisión estaba tomada o no antes, ni cómo reaccionaría yo en una situación así. Lo que tengo claro es que no comunicaría esa noticia dos días antes de jugar un Mundial, eso seguro que no.

- Están las favoritas que parece que no arrancan, generan dudas.

- Es que ya no se puede hablar de grandes favoritas. Alemania, que viene como campeona, tiene ahora un papelón. Está obligada a ganar los dos partidos porque corre el riesgo de irse a casa. No se ganan partidos con el nombre.

- Hablando de nombres, su apelativo pasó del gallego al maño.

- Cuando era pequeño, y vivía en Galicia, me llamaban «Pitín». Mis hermanos dicen que era porque andaba mucho detrás de los pitos y les decía «pío, pío». Cuando llegué a Zaragoza, como aquí todos los diminutivos terminan en ico, un entrenador que tuve, César Rodríguez, empezó a llamarme Pitico. A día de hoy, me siguen llamando siempre así.