Añadió que, como en todos los casos que ha estudiado este experto, «la he probado y sabe muy bien, intensamente a ajo (...), pero no me atreví a ingerirla. Solo las pruebo en boca». Y es que muchos especímenes «al probarlos en boca, te adormecen los labios, la lengua y el paladar...».
Este hallazgo está descrito en el número 32 de la revista Yesca, de la Sociedad Micológica Cántabra: «En función de los datos morfológicos obtenidos, la combinación de los caracteres macroscópicos y microscópicos de esta especie y la exhaustiva revisión bibliográfica de los taxones descritos encuadrados en este subgénero nos llevan a pensar que este taxón no es encuadrable en ninguno de los conocidos hasta el momento».