Fortaleza mental para la victoria

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

La psicología deportiva gana espacio entre profesionales y clubes de Pontevedra para lograr el equilibrio entre técnica, táctica, físico y cabeza

31 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Un perfecto equilibrio entre técnica, táctica, físico y mente son seguro de éxito en el mundo del deporte. A veces la fuerza de la cabeza tambalea estos pilares y la labor del psicólogo deportivo entra en escena para devolver la confianza al deportista. Los jugadores del Teucro no atraviesan una buena etapa, son colistas en la tabla y tienen un equipo muy renovado. Con estos condicionantes trabajaron este lunes la cohesión grupal con la cocina como hilo conductor. La sesión la condujo el psicólogo deportivo Iago López, que además colabora con CGTD. «Me adapto al objetivo del entrenador, pero meto variables», explica este profesional, que antes de que los azules empezasen a cocinar en Huele que alimenta (Moaña), les dio una charla con un objetivo claro, potenciar los aspectos positivos. «Centrarse en lo que sí tienen es una forma básica de motivación, si consiguen eso, estarán más cómodos en el campo y aprovecharán al cien por cien sus recursos», señala López Roel, que cada martes y jueves acompaña a las promesas del bádminton en el CGTD. El papel del psicólogo debería desarrollarse tal y como lo hacen en esta disciplina de alto rendimiento. Él está presente en los entrenamientos, lo que le permite incluir ciertas variables que podrán aplicar a la hora de competir para lograr sus objetivos.

Los entrenadores creen que este es el complemento perfecto en las sesiones. Así, Rafa Vázquez, técnico de bádminton, reconoce que «trabajamos con el psicólogo desde hace cinco años porque cada área es vital, trabaja a pie de pista la concentración, niveles de activación, frustración o tolerancia y lo va modificando en función de cada jugador».

La labor del psicólogo debe ser preventiva, pero en muchos casos los equipos recurren a esta figura cuando la situación ya es límite y su labor es la de controlar la ansiedad con margen de mejora muy reducido. En el caso de los azules, trabajan estos aspectos desde el comienzo de la liga, pero otros equipos como el Pontevedra no cuentan con esta figura ni es habitual que hagan esas tareas con la plantilla.

Frustración del jugador

Además de trabajar la confianza y la concentración de manera grupal, su papel es decisivo en momento de lesión. El jugador granate Alex Fernández estará apartado del equipo cerca de siete meses, al igual que Antía Pérez, la joven del Poio Pescamar. Pero su situación anímica es muy distinta. El primero es ya un jugador veterano con más experiencia y con años de batalla en las filas granates, mientras que a Antía le sucedió en plena explosión de su carrera en un partido con la selección española y la deja fuera de un equipo al que acaba de llegar. «Es un palo muy duro, que no sabía como afrontarlo, ahora pienso en el presente y voy a los entrenamientos a verlas», explica Pérez, de 18 años. Su entrenador, Dani Díaz, y su fortaleza la están ayudando a entenderlo. Los profesionales recomiendan pasar las fases del duelo para superarlo. «No se pueden negar las emociones, lo normal es que en principio no se lo crean, luego llegará la negación, la ira y la tristeza, pero hay que luchar para normalizar la situación y aprovechar para trabajar de otra forma como ver vídeos, táctica..., en definitiva, ayudar a sentirse útil», explica López, que advierte que a lo largo de la vida tenemos dos grandes fracasos, pero se superan cuando uno es capaz de aislarse de lo que piense la gente y concentrar su esfuerzo en resurgir.

En los últimos días es habitual ponerse en la situación de Lopetegui, que acaba de ser destituido del Real Madrid. «Tendrá que pasar el duelo y hay que trabajar la reestructuración cognitiva, no pensar que pudo haber pasado si tomase otra decisión en el pasado. Eso ya no existe», explica López Roel, que siempre advierte a sus pacientes, ya sean grupos o jugadores individuales que los fracasos son la antesala de etapas victoriosas.