El Museo luce más de 130 joyas de su rica colección en el Sexto Edificio

maría conde PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

RAMON LEIRO

La muestra se complementa con piezas que ayudan a contextualizarlas

31 ene 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Desde los collares de azabache que llevaban las abadesas de la orden del Císter a la Cruz de Distinción de Fernando Poo, una condecoración que recibió el almirante Méndez Núñez, pasando por las joyas cuyo elemento emblema era el cabello humano. El Museo de Pontevedra ha sacado a relucir su extensa colección de alhajas de distintas épocas, que brillarán desde esta tarde en la sala de exposiciones del Sexto Edificio.

La muestra reúne más de 130 joyas con su reflejo, es decir, con distintos cuadros y objetos en las que aparecen reflejadas y que ayudan a contextualizarlas en su época, como son pinturas, fotografías, revistas, grabados, complementos de moda e incluso indumentaria, con ejemplos como un magnífico vestido de 1920 que perteneció a las hermanas Mendoza.

La gran mayoría de estas alhajas, como señaló la comisaria de la exposición, Natalia Fraguas, se exponen por primera vez al público y se agrupan según su uso o simbolismo. Y en el caso de las expuestas en las colecciones permanentes del Museo, «é a oportunidade de velas dunha forma diferente».

De entre todas las alhajas -con una colección que se inicia en la época galaico romana y finaliza en el siglo XX- Fraguas destacó especialmente el conjunto de joyas de azabache, tanto los collares de lazos negros que eran usados por las abadesas del Císter como las joyas que servían para el duelo, y señaló en este sentido que «la colección del Museo es de las más importantes del mundo».

Siglo XIX

La mayor representación corresponde a las joyas del siglo XIX y principios del XX. Acompañando a los pendientes, collares, anillos o broches figuran también reproducciones de anuncios de la época en los que figuraban ofertas para «perlas nakioquímicas» o «alhajas de oralina», algunas a 15 pesetas, «por lo que deduces que mucha gente tenía que comprar como por catálogo por correo, porque esas joyas solo las había en Madrid en un despacho exclusivo».

Son curiosas también las joyas en las que el cabello humano era pieza fundamental, y que servían tanto para el recuerdo de un fallecido como de homenaje a un ser querido. «Era un trabajo muy complicado y laborioso y llegaron a estar muy de moda», agregó la comisaria.

En el apartado masculino, destacan las condecoraciones, entre ellas las primeras joyas que se dieron por campañas militares, como la citada cruz concedida a Méndez Núñez, que Fraguas cree que es la única que se conserva de las distinciones de Fernando Poo.

De forma paralela a la muestra el Museo pontevedrés organizará talleres infantiles y para adultos, así como visitas guiadas que tendrán lugar todos los sábados a las 18 horas. En el caso de los obradoiros, los de niños serán los sábados de 17 a 19 horas y los participantes podrán conocer materiales de joyería y elaborar ellos mismos un broche. Y los adultos realizarán una serie de adornos con abalorios en los talleres de los jueves, con idéntico horario.