Las pruebas de ADN confirman que los cuerpos calcinados en Campo Lameiro son de Ramón y Marisol, maltratador y víctima

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

La pareja que apareció calcinada en Campo Lameiro sobre una imagen de la infravivienda de Moraña en la que viviían y el coche que él usaba habitualmente tapado con una lona
La pareja que apareció calcinada en Campo Lameiro sobre una imagen de la infravivienda de Moraña en la que viviían y el coche que él usaba habitualmente tapado con una lona

Ahora falta por saber si él, que la golpeaba de forma recurrente, también la mató. La subdelegación de Gobierno no precisa por ahora si el caso se investiga como crimen machista o no

10 jun 2025 . Actualizado a las 16:24 h.

No había duda. Y no la hubo. Los análisis de ADN demostraron que los cuerpos hallados calcinados en Campo Lameiro son los de José Ramón García Souto, de 50 años de edad, y de Marisol Costa Pereira, de 49 años. Eran maltratador y víctima, tal y como certifica una sentencia que lo condena a él por agredirla. De hecho, aunque seguían viviendo juntos, había una orden de protección en vigor de él a ella

Todo ocurrió el sábado día 31 de mayo. Ese día, sobre las 13.00 horas, fueron encontrados dos cuerpos calcinados en una pista de Campo Lameiro, en el lugar de Caneda. Eran un hombre y una mujer. Ella estaba dentro de un vehículo, un Audi, y su cuerpo quedó en una situación muy delicada. Él permanecía a unos dos metros del turismo y su cadáver sí permitía que fuese identificado. Así, la policía rápidamente tuvo pocas dudas de que él era José Ramón García Souto, un hombre doblemente condenado por violencia machista al que la Guardia Civil había interceptado unos días en un municipio de Lugo porque se había dado una alerta por la falta de su pareja, de Marisol, y al que sin embargo el juzgado dejó marchar tras pasar una noche en el calabozo. Se fue con Marisol. 

Habiendo identificado a José Ramón, pocas dudas había de que la mujer que había perecido calcinada era, desafortunadamente, Marisol. ¿Por qué? Porque era de dominio público, y así lo sabían también las fuerzas del orden, que a pesar de que él estaba condenado por maltratarla y de que seguía en vigor una orden de protección ambos vivían juntos y habían desaparecido a la vez de la infravivienda donde residían en Moraña. Además, días antes de la aparición de sus cuerpos estuvieron durmiendo varias jornadas en el coche en una calle de Campo Lameiro, quizás porque él tenía miedo de ir a casa y que lo detuviesen, ya que le había caído recientemente una nueva sentencia y ahora sí acumulaba años suficiente de condena para tener que entrar en prisión. 

Con todo, era necesario que las pruebas de ADN confirmasen lo que parecía una realidad irrefutable y lo que la familia de Marisol, que es madre de cinco hijos, había asumido desde el primer momento: que ella era la fallecida. Esta mañana de martes lo ha confirmado la subdelegación del Gobierno, que indica que fue el servicio de criminalística de la Guardia Civil el que confirmó con análisis del ADN la identidad de las víctimas. La subdelegación indica que la investigación continúa y que todas las hipótesis siguen abiertas. No precisa por el momento si el caso se investiga como un crimen machista o no. 

Precisamente, esta última cuestión, la demora de las instituciones en hablar de violencia machista en este caso, han enfadado a distintos grupos feministas, que creen que aunque la prudencia es necesaria porque la investigación sigue en marcha se echa de menos una condena pública por este caso, ya que está claro que Marisol era una mujer maltratada por el hombre con el que murió. De hecho, el grupo feminista As Moiras, de Moraña, convocó una concentración para el lunes por la noche a la que asistieron varias decenas de mujeres. 

Registros en la vivienda de los fallecidos en Moraña para buscar cualquier pista, incluida la existencia de un arma 

Que la investigación sigue en marcha para saber qué ocurrió para que dos personas apareciesen calcinadas en Campo Lameiro es evidente porque distintos policías fueron vistos hace unos días registraron la infravivienda que ambos compartían en el lugar de Silvoso, en Moraña. Con autorización judicial y acompañados por uno de los hermanos del fallecido, los investigadores accedieron al interior de la caseta de bloques que les servía como residencia. ¿Qué buscaban? Todo. Cualquier pista que les pueda guiar en una investigación muy complicada porque el fuego calcinó tanto el vehículo como los cuerpos. También se quería comprobar si este hombre, con dos sentencias por maltratar a dos mujeres distintas, tenía algún arma en su poder. No se sabe el resultado de ese registro llevado a cabo tanto en presencia de la Guardia Civil como de la Policía Local de Moraña, pero todo parece indicar que no encontraron nada especialmente llamativo como podía ser un arma. 

¿Hay algún indicio de que se produjese un crimen? De momento no hay respuesta para esa pregunta. Todas las hipótesis están abiertas. Entre los pocos datos que hay está el hecho de que ambos compraron juntos en una gasolinera varias latas de carburante días antes de aparecer quemados. También se sabe que él estaba fuera del coche mientras que ella permanecía dentro, recostada en el asiento delantero, en una posición fija como si hubiese estado dormida cuando se produjo el incendio.