Los otros tesoros del Pazo de Lourizán de Pontevedra

Alfredo López Penide
López PEnide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Desde una copia de un Murillo hasta teteras del antiguo Hotel de Placeres

13 may 2023 . Actualizado a las 23:57 h.

La reciente publicación en el Diario Oficial de Galicia (DOG) de la resolución que inicia el proceso para declarar como Ben de Interese Cultural (BIC) al Pazo de Lourizán, en la categoría de monumento con nivel de protección integral, desglosa algunos de los tesoros que custodia este histórico edificio que, incluso, está vinculado con las Soledades de Luis de Góngora. A fin de cuentas, en su origen, el predio donde se levanta el pazo fue, según consta en la documentación publicada por la Xunta, propiedad de la familia Montenegro cuando menos desde finales del siglo XV, de tal modo que se construyó una casa torre fortificada en la que en 1609 el poeta cordobés pasó una temporada y escribió una parte de ese libro.

En todo caso, y a la hora de analizar los denominados bienes muebles, se recoge que se conservan algunas pinturas y piezas de mobiliario, entre las que destacan media docena de referencias, principalmente, por su vinculación a la época de Eugenio Montero Ríos. Entre ellas un retrato de quien ocupó varios cargos ministeriales a finales del siglo XIX firmado en 1897 por J. M. Ortiz, pero también una copia realizada por Jenaro Carrero de El sueño del patricio, de Murillo.

De igual modo, se alude a un armario-vitrina y una silla del despacho, mobiliario en el que se observan las iniciales de Eugenio Montero Ríos, algo que también aparece en una cubertería de plata. Además, se contabilizan dos grupos de figuras de bronce de manufactura francesa que representan a Margarita y el Fausto y Romeo y Julieta.

Este glosario se completa con unas teteras del antiguo Hotel de Placeres que, en su día, fundó el propio Montero Ríos.

La Xunta, tras precisar que en el Museo de Pontevedra, «existen otros bienes muebles y documentación de interés relacionada con la historia del Pazo de Lourizán», reseña que, en principio, «ninguno de estos bienes muebles se incluye en la declaración de bien de interés cultural del monumento como bienes vinculados con el inmueble».

Además de estos pequeños tesoros que se encuentran en el interior del palacete, lo cierto es que uno de los aspectos que llama la atención del visitante que se adentra en este espacio es la sucesión de estatuas de mármol. Así, en el arranque de las escaleras están las de Xermánico, Discóbolo, el Esclavo Moribundo y Sófocles, mientras que sobre los extremos de la rotonda las de Palas Atenea y Diana de Gabies.

Por su parte, en los templetes de la fachada principal, al lado de la puerta de entrada al vestíbulo, se pueden observar las alegorías de la Primavera y del Verano.

«Muchas de estas esculturas son copias de otras existentes en diversos museos, como por ejemplo la Diana de Gabies», reconocen desde la Xunta, al tiempo que revelan que este no era su emplazamiento original. Y es que en su origen conformaban la denominada avenida de las estatuas, pero con la reforma acometida por Jenaro de la Fuente en 1909, estas terminaron reubicándose en la escalera monumental de acceso al pazo.

Estatua de Colón

Bueno, todas no. Hay una escultura que, hoy en día, no se puede disfrutar en el Pazo de Lourizán, sino que uno tiene que trasladarse hasta Pontevedra para poder contemplarla. Y es que la estatua de Cristóbal Colón que preside los Jardines de Vicenti, a tiro de piedra de la Alameda de la ciudad del Lérez, durante los primeros años de Montero Ríos estaba emplazada frente a la escalinata de la edificación principal, si bien con la reforma de Jenaro de la Fuente se trasladó al centro del invernadero, donde permaneció durante varias décadas.

Obra del escultor Juan Sanmartín y Senra, fue finalmente reubicada en 1959 en su actual emplazamiento.

Pero la riqueza del Pazo de Lourizán no se detiene en los meramente material o artístico, sino también en lo natural. «El arbolado generado en la finca es de los más importantes de Europa, donde se pueden ver especies vegetales traídas de otras latitudes o incluso modificaciones singulares de especies para adaptarlas al clima de Pontevedra, dando como resultado un conjunto forestal único», reconocen desde la Xunta.

En este punto, es inevitable aludir al invernadero, «uno de los ejemplos más destacados de su naturaleza en Galicia por la amplitud y ligera estructura». De planta rectangular, permite acoger en el espacio central las especies de gran tamaño, ya que el punto más alto llega a los siete metros, mientras que los laterales son para cultivar plantas de menor tamaño.

Además, «la zona sur de la propiedad está destinada casi en su totalidad a plantaciones de diferentes especies y que también tienen un gran valor para la ciencia y el conocimiento».

El estado del edificio: «La pérdida de estanquidad es total»

La resolución de la Dirección General de Patrimonio Cultural que incoa el procedimiento para declarar Bien de Interés Cultural el Pazo de Lourizán alude, asimismo, a su estado de conservación. Así, y en el caso concreto de la cimentación, refiere que no se aprecian problemas en las bases de la edificación, como tampoco se observan grietas en la fachada que pudieran indicar una falta de estabilidad de la misma, «por lo que se considera en buen estado».

Otro tanto se puede decir de la estructura vertical de granito, así como de la estructura horizontal de madera de los forjados, con la salvedad de aquellas zonas puntuales donde la entrada de agua pudrió parcialmente la madera.

A este respecto, se subraya que el trazo rico en volúmenes de la arquitectura del palacete favorece el depósito de agua y sustrato para la germinación de hongos y plantas. De hecho, «abundan las zonas de líquenes de tonos blancos y amarillos, así como la presencia de musgos en las zonas sombrías y húmedas».

Y frente al buen estado que presentan otros puntos concretos de la edificación, «las carpinterías de madera en fachada están en la mayoría deterioradas a causa del agua y de la humedad. La pérdida de estanquidad es total y ya se han producido filtraciones de agua cara el interior».

Por lo que respecta a la cubierta, la situación es muy dispar. Así, se encuentran espacios, como las terrazas, donde el solado de mortero impermeabilizado, que fue intervenido recientemente, aparentemente se encuentra en buen estado. Por el contrario, la cubierta de teja plana presenta líquenes y manchas de humedad en la parte interior, mientras que la de zinc y loseta, «parece estar en buen estado. Puntualmente, la rotura o mayor separación entre piezas produjo la entrada de agua», de igual modo se destacar la presencia de las pátinas vegetales sobre estos materiales de cobertura.

Igualmente, se reseña que «el edificio cuenta con energía eléctrica y cuadros eléctricos relativamente nuevos», mientras que otras instalaciones —gas, depósitos de agua...— están obsoletas.