Un hotel de naturaleza y cabañas como «bateas en tierra», la alternativa turística de la ría de Pontevedra

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Tres emprendedoras de Bueu y A Lanzada promueven la cultura marinera con construcciones sostenibles

19 dic 2023 . Actualizado a las 17:49 h.

Hay quien de vacaciones solo busca el descanso, pero hay quien pide algo más, como llevarse un pedacito del destino en la maleta. Esto es lo que pensaron tres mujeres de las Rías Baixas con ganas de hacer algo diferente y transformar su pasión por el mar y la cultura marinera en dos proyectos de hotelería sostenibles y que representasen el sitio en el que se ubican. En la cabeza de Ana Estévez estaba trabajar. Mujer de un marinero, el mar es el motor de su vida y Cabo Udra el rincón que le enamora. Así que hace una década empezó a darle vueltas a la idea de buscar algo que conjugase toda sus pasiones y, además, diese la oportunidad a otros de conocer la cultura marítima. Pronto lo encontró. Su plan se fue transformando en lo que es ahora, cuatro cabañas que emulan en forma a las casas de las de batea. Y están en Cabo Udra (Bueu). «En lugar de sangre, parece que tenemos agua salada en las venas», apunta Estévez Cruz, que espera que las cuatro cabañas tengan una buena acogida para que a medio plazo su marido no tenga que ir tanto al mar y «pueda disfrutar de las niñas».

A sesenta kilómetros, también en el litoral de la ría de Pontevedra, las hermanas Estela y Karina Alonso tuvieron una necesidad similar a la de Ana. En su caso, ellas tenían el proyecto en su cabeza y necesitaron casi siete años para encajar todas las piezas en el lugar idóneo. El resultado fue Píllaras, en A Lanzada. Este hotel de naturaleza nació con dos obligaciones, que fuese sostenible y que impregnase de la cultura marinera a quien cruzase sus puertas. «Combarro tiene sus casitas con salida al mar y nosotros, a la piscina», explica Karina Alonso, que junto a su hermana llevaban un hotel en régimen de alquiler en Sanxenxo «que se nos quedaba grande y queríamos algo propio».

Ambos proyectos están financiados por GALP (Grupo de Acción Local Pesquero) en la Ría de Pontevedra. «Nos llegaron estas propuestas de desarrollo del territorio que son interesantes porque además buscan desestacionalizar el turismo», expone Laura Nieto, gerente de GALP, que reconoce que «buscan promover el entorno natural con una arquitectura diferente y sostenible vinculada al mar». Además, están impulsados por mujeres. Ana Estévez está deseado abrir sus «bateas de tierra». Proyectó cuatro cabañas pequeñas y una más grande para campañas de degustación o actos que se puedan realizar en Cabo Udra. Habla de ellas con tanta pasión como nervios. Y es que después de una década, el terreno que era de sus bisabuelos se convertirá en un hospedaje. Tal es la pasión que puso en este proyecto que hubo un momento en el que le dolía penar en compartir su rincón favorito. Ahora todo eso ya ha pasado y está deseando abrirlo. En estos diez años ha tenido que salvar tantos obstáculo que pensó que nunca acabaría. «Muchas veces pensaba ‘otro verano más con polvo en las piernas'», comenta Estévez sobre el tiempo que lleva con las obras. Ese proceso ha acabado y, como a Estela y Karina, solo piensa en «que le guste el proyecto».

Las hermanas de A Lanzada aseguran que tenían en la mente como iba a ser su proyecto, así que durante siete años fueron buscando sobre el terreno todo lo que se ajustase a su idea. «Algunos tienen el terreno y hacen el proyecto para ahí, nosotros fue al revés. No buscábamos un simple hospedaje, queríamos un producto turístico de naturaleza, innovador y sostenible, que diese acceso a la cultura mariñeira. Nosotras teníamos el sueño y buscábamos el resto», comenta Karina. Con estos seis apartamentos de naturaleza buscan promover un turismo responsable a través del reciclaje. «Queremos que los que nos elijan para sus vacaciones se vayan con la sensación de que pasaron unos días en un lugar diferente», señalan desde Píllaras.

Estos días han dado sus primeros pasos, pero la pandemia se coló en sus planes. «Teníamos que haber abierto en febrero, pero el covid nos retrasó todo», explica. Ahora, estas tres emprendedoras esperan que la pandemia no se vuelva a interponer en su proyecto y que los años que llevan persiguiendo este sueño de sostenibilidad impregnado de cultura marinera sea una realidad.