«Ya perdimos tres coches, ¿cuántos más?»

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Ramón Leiro

En Fernando Olmedo, comerciantes y vecinos recontaban ayer los daños por las inundaciones. Lo hacían con la horrible sensación de que no hay solución para la calle y de que el agua les seguirá dando problemas

17 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Aparentemente, la normalidad regresó ayer a la calle Fernando Olmedo de Pontevedra después de las inundaciones que se registraron en la madrugada del domingo. Aparentemente. Pero, en realidad, aunque la vía pública ya estaba relativamente limpia -quedaba algún barro en medio de la carretera-, en el interior de los bajos comerciales y garajes todo seguía patas arriba. Comerciantes y vecinos seguían limpiando lodo y agua y haciendo recuento de los daños. Hay pilas y pilas de mercancía inservible, aún hay coches completamente anegados que no fueron retirados por las grúas a la espera de que acudan los peritos del seguro. Y, encima, la sensación colectiva es de desesperación. Porque todos son conscientes de que, antes o después, la zona se volverá a inundar. Esa misma desazón la tienen en el Ayuntamiento, donde reconocen que se puede tratar de ampliar las canalizaciones del regato de A Seca, pero poco más, ya que ese terreno antiguamente era una junquera.

Comencemos por los establecimientos comerciales. Ayer se contabilizaban las pérdidas en el restaurante Atlántico, donde trabajaban a medio gas porque no les funcionaban ni los congeladores ni el lavavajillas ni la máquina de hacer hielo. «Estamos esperando polo seguro, a ver que nos din. As portas dos mobles non cerran porque incharon, as molduras de madeira van caer... é un desastre. Eu só lembro outro episodio tan grave coma este, foi no 2008», decía el propietario del local. En la misma acera, en una antigua sastrería, se trataba de buscar solución a algunos chaqués y trajes que estaban colgados en perchas y que fueron alcanzados por el agua. «Va a ser difícil recuperarlos», decía el dependiente. Mientras tanto, en un taller de coches llamado Virmóvil, a golpe de deshumidificadores y aspiradoras, trataban de sacarle el agua a algunos vehículos. «Tuvimos la mala suerte de que algunos coches de clientes que teníamos en la acera, porque nuestro local es muy pequeño y no nos cogen dentro, también sufrieron la inundación. Y les estamos retirando el agua. Además, también se nos arruinó alguna mercancía», explicaban.

Desde Goleada, una tienda de deportes, respiraban con cierto alivio. Tienen una rampa que les protege y eso salvó su tienda de la tromba. Pero no ocurrió lo mismo con el almacén. Ahí se encontraron las cajas con patines flotando, un buen número de trofeos cuya madera quedó arrasada, cajas y más cajas de cartón destruidas... «Estuvimos toda la tarde de ayer [por el domingo] limpiando y aún así queda muchísimo por hacer», decían.

¿Y los garajes? Hubo cuatro que se inundaron. En uno de ellos, en el que había también unas bodegas que quedaron arrasadas, ayer todavía permanecían siete coches a la espera de que llegasen los peritos y los valorasen. Es difícil que se puedan recuperar, ya que el agua les alcanzó de pleno. Una de las afectadas, miraba hacia el vehículo de sus padres y reflexionaba en voz alta: «Ya perdimos tres coches, en 25 años van tres coches... ¿Cuántos más? Porque esto seguro que no acaba aquí. Se repetirá», decía.