2010: ¿Qué le pasó a Sonia Iglesias?

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

RAMON LEIRO

La ciudad acababa de despedir las fiestas de A Peregrina del 2010 cuando se produjo la desaparición de la pontevedresa. El último lugar donde estuvo, una zapatería cuyo titular ya se jubiló tiempo atrás

06 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

En los últimos nueve años, tres comisarios de la Policía Nacional y otros tantos subdelegados del Gobierno han pasado por Pontevedra. Y todos con la espina clava de no haber podido dar una respuesta satisfactoria a la familia de Sonia Iglesias, quien desapareció el 18 de agosto del 2010. En este tiempo, han sido innumerables las pesquisas, las actuaciones policiales, los interrogatorios... pero nada ha arrojado luz sobre qué pasó aquella mañana.

La causa judicial permanece archivada provisionalmente, si bien los agentes nacionales adscritos a este caso no olvidan. Esto explica que, cada cierto tiempo, la Fiscalía tenga conocimiento de nuevas líneas de investigación, de nuevas diligencias. Y sin embargo, lo cierto es que poco se ha avanzado desde aquel día.

Los hechos que están acreditados son que Sonia Iglesias y su pareja y padre de su hijo, Julio Araújo, salieron juntos del piso que compartían en el barrio de Campo da Torre para dirigirse a una zapatería ubicada en la calle Arzobispo Malvar. Este negocio, cuyo titular se jubiló hace ya algún tiempo y quien lo relevó señala este lunes desconocer todo lo acontecido hace nueve años, fue el último lugar donde se situó fehacientemente a la pontevedresa aún con vida.

Allí dejó un par de sandalias a arreglar, zapatos que durante años no fueron reclamados por nadie y de los que el nuevo responsable del local nunca supo nada. Sonia Iglesias salió por la puerta y se le pierde la pista.

Su compañero sentimental, quien llegó a estar imputado entre julio de 2012 y agosto del 2014, al parecer, incurrió en varias contradicciones. Si en alguna ocasión sostuvo que Sonia Iglesias se apeó del coche porque les sorprendió un atasco, en otras, supuestamente, habría afirmado que lo hizo porque un segundo turismo les cerró el paso.

En lo que siempre se ha mantenido firme es que su pareja se marchó para hacer unos recados antes de incorporarse a su puesto de trabajo como encargada de la sección de mujer de una conocida tienda de la milla de oro pontevedresa. De igual modo, ha negado que estuvieran atravesando una crisis o que Sonia tuviese intención de separarse de él, extremos que la pontevedresa, supuestamente, trasladó a algunos allegados y familiares, a los que, supuestamente, habría confesado que mantenía una relación sentimental con otra persona.

A modo de prueba de que en su relación nada había cambiado, Araújo aportó un preservativo usado con el que habrían mantenido relaciones íntimas. El análisis posterior determinó que solo existía rastros de un perfil genético que coincidía únicamente con el suyo.

Aseguró, asimismo, que solo tuvo constancia de la desaparición cuando compañeros de Sonia, extrañados porque no se hubiese incorporado, le llamaron.

Desde entonces, solo silencio. No se ha vuelto a tener noticias de la pontevedresa. Las batidas que se hicieron por todo el entorno de la ciudad del Lérez desvelaron algunos detalles -su cartera apareció el mismo día de su desaparición en la carretera de Vilargarcía, en las proximidades de O Vao, mientras que otros enseres fueron localizados días después-, pero nada concluyente. Mientras, la policía comenzó a centrar sus pesquisas en el entorno más cercano de la pontevedresa. Llegó la imputación de Julio Araújo, pero también su desimputación cuando la jueza determinó que sus contradicciones carecían de carga probatoria alguna, extremo que confirmó la Audiencia, quien también terminaría desestimando la petición de la Fiscalía de someterle al test de la verdad. El último gran impulso a esta investigación se produjo en el 2017 cuando se reabrió la causa y se ordenó, ya en febrero del 2018, un exhaustivo registro de una vivienda del barrio de San Mauro en la que residió la pareja y que pertenece a la familia de Araújo, quien junto con su hermano fue interrogado. Y de nuevo, un callejón sin salida.