«O Cineclube compensa pola alegría que dá»

xiana r. olivares PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

RAMÓN LEIRO

El equipo de Ramón Poza llegó hace cuatro años para sacar al Cineclube de una situación agónica. El objetivo era ofrecer una programación estable y, después de mucho esfuerzo, lo han conseguido

02 ago 2019 . Actualizado a las 11:50 h.

Tiene más de medio siglo de vida, pero mantiene el mismo espíritu con el que nació en 1954: ofrecer un circuito de exhibición alternativo al cine comercial, una ventana en busca de aire fresco entre la oferta más industrializada del sector. Pero la situación del Cineclube de Pontevedra hace cuatro años era, cuanto menos, vulnerable. «Non había programación estable, a situación económica era bastante problemática e levaban anos nun estado de abandono», explica su presidente, Ramón Poza. La mayoría de la gente, dice, ni siquiera sabía de su existencia. Pero la directiva encabezada por él llegó para hacer resurgir de las cenizas al cineclub más antiguo de la península ibérica. «Decidimos implicarnos e levar a cabo unha transición», recuerda Poza, en la que «fixo falta máis vontade na primeira etapa, cando intentamos estabilizar a situación financeira». Asegura que entraron para garantizar la continuidad del Cineclube y afianzar su actividad, «cousa que hoxe está bastante garantida», celebra.

En régimen de autofinanciación, el Cineclube de Pontevedra es una asociación sin ánimo de lucro. «Non se trata de recadar diñeiro, senón de ofrecer unha alternativa cinematográfica á cidadanía», cuenta Poza. Una misión necesaria en tiempos de maltrato al cine, al menos, en la capital de provincia, cree. «Non é necesario demostrar que en Pontevedra hai unha oferta cinematográfica escasa», apunta, en lo que califica como un cine más bien comercial que responde a los intereses de las empresas privadas, que proponen una oferta condicionada por las grandes producciones, «practicamente o único que se pode ver aquí». Así, los largometrajes españoles o gallegos suponen un paso «anecdótico» por la cartelera. Por su parte, el Cineclube proyecta un cine minoritario, «contemporáneo e reestreas de grandes clásicos da historia do cine», ambos con una gran acogida por parte del público, y siempre en versión original. Desde la entidad ejercen su labor de manera humilde, a un nivel «máis pequeno e voluntarioso», y su presidente confiesa que no siempre pueden ofrecer todas las alternativas que les gustaría.

Un público consolidado

Recibir la oportunidad de proyectar las películas en el Teatro Principal de Pontevedra supuso un punto de inflexión en la trayectoria del Cineclube. En este sentido, aseguran que su relación con el Concello es muy fluida.

«Cedéronnos un espazo para ofrecer cine en condicións dignas de imaxe e son»

, un lugar óptimo para disfrutar de las cintas.

Ofrecer una programación estable durante todo el año era la máxima prioridad al hacerse con el control de la asociación. Hoy, Poza cree que lo han conseguido

«sen excesivos abafos económicos»

gracias a un equilibrio entre la calidad de la oferta y la afluencia de socios, que les permite recaudar un cómodo nivel de ingresos

«para poder contratar unha maior variedade de películas»

. Otro factor decisivo para ganarse el cariño del público fue la promoción a través de las redes sociales, que les permite

«chegar a máis xente e mandarlles información».

Desde el Cineclube se muestran eternamente agradecidos a todos aquellos que los visitan cada martes en el teatro, por aportarles la tranquilidad financiera que consigue mantener con vida la asociación. «Estamos agradablemente sorprendidos polo interese que mostra a xente neste cine», comenta el presidente, que asegura que el problema de las salas vacías no es consecuencia de una pérdida de interés por el séptimo arte, sino de los elevados precios que la gente se ve obligada a pagar para poder disfrutar de una película en la gran pantalla. «Nós tratamos de poñer todas as facilidades», afirma, «as proxeccións son para socios, e hai desde cotas anuais e trimestrais ata unha individual por película, de dous euros», de modo que cualquiera que quiera visionar este tipo de cine en condiciones decentes puede hacerlo de manera asequible.

Una vez asegurada la programación estable, los siguientes retos pasan por la catalogación de los fondos documentales de la biblioteca que tienen en la sede «para ofrecer aos socios moitos libros de cine en todos os idiomas», en una serie de volúmenes de enorme valor histórico que se remontan a décadas atrás. Mientras tanto, celebran los logros que llegan a través de las colaboraciones con otras entidades, de las que surgen proyectos como el Cinema no Xardín -que este sábado celebrará su última jornada- con el Liceo Mutante. También participarán en el próximo Cinema na Lúa, la segunda semana de agosto.

La llegada de un nuevo equipo fue imprescindible para darle al Cineclube el impulso que necesitaba en su situación más desesperada. «Compensa sobre todo pola alegría que nos dá», asegura el presidente. «É moi gratificante ver que a xente responde», contra lo que muchos podían pensar antes de lanzarse a una aparente caída en picado que logró devolver la vitalidad a la institución desde el más puro amor por el cine.