El arresto del Carnicero de Mondragón en la desarticulación del comando Donosti

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

LÓPEZ PENIDE

La Guardia Civil de Pontevedra homenajea a más de un centenar de agentes ya jubilados o en la reserva

14 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Corría la década de los ochenta, los conocidos como años de plomo en el País Vasco, un período de tiempo en el que Jesús María Zabarte, el Carnicero de Mondragón, se situó al frente del comando Donosti. Se le atribuyen diecisiete asesinatos hasta que en 1984 fue arrestado por la Guardia Civil tras un tiroteo en Hernani en el que fue herido en una pierna, mientras que otros dos integrantes del comando fallecieron.

En la detención de Zabarte intervinieron, entre otros agentes, el pontevedrés Julio González, quien fue homenajeado este lunes, junto con un centenar largo de compañeros, en la Comandancia de la ciudad del Lérez con ocasión del Día del Veterano. En la reserva desde octubre del 2017, Julio rememoró la detención del Carnicero de Mondragón como uno de los momentos más destacados de su carrera profesional: «Foi unha noite moi estirada. Aquela noite deu moito de si, aquela noite e máis quince días despois que houbo que ir comprobando o que ía cantando».

Y es que, según relatan fuentes de la lucha antiterrorista de entonces, Zabarte habría llegado a traicionar a los suyos durante los interrogatorios policiales a las primeras de cambio, sin presiones de ningún tipo.

Otro episodio de la lucha contra el terrorismo en España, en este caso protagonizado por miembros del Grapo en Pontevedra, marcó la carrera profesional del, hoy en día, general Luis Iglesias Martínez. Ocurrió años antes de la desarticulación del comando Donosti, el 29 de marzo de 1978, cuando dos sospechosos se enfrentaron a tiros con una patrulla en Verducido. El capitán Manuel Cascón resultó herido de gravedad, mientras que el entonces teniente coronel Manuel Garea Villaverde logró reducir a la pistolera, así como consiguió que su compañero, que había buscado refugio en una casa en obras, se rindiera.

«Fue una cosa que marcó mucho», reconocía este lunes el general Iglesias Martínez. Al mismo tiempo, advirtió que «en la Guardia Civil todos los años son duros. No se relaja. Si el terrorismo de ETA se ha quedado más apaciguado, que no eliminado, tenemos que el tema del yihadismo está ahí y es una actuación completamente distinta, con lo cual la Guardia Civil tiene que ponerse las pilas».

Previamente, el comandante Oscar Graña, quien presidió el acto con el también comandante Álvaro, destacó el hecho de que el instituto armado «ha sabido conjugar los valores y la cultura de servicio (...) con la modernidad y las nuevas formas de delincuencia que nos exige la sociedad actual».