Romper

Roberto Antón

PONTEVEDRA

02 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En los últimos años se ha generado un volumen considerable de conocimiento acerca de los efectos de las drogas. En otros tiempos era diferente, pero hoy en día todos somos conocedores de los efectos nocivos que, la mayoría, provocan en nuestro organismo, sabemos lo que perjudican a nuestra salud y sus consecuencias a corto y a largo plazo.

Más allá de los efectos físicos comunes a la mayoría de las drogas, se han detectado una serie de efectos psicológicos que están presentes en todas las adicciones, de modo que en la actualidad, se catalogue el abuso de las apuestas online o de los juegos en red como nuevas adicciones.

Entre estos efectos psicológicos, que pueden ser vistos como causa o consecuencia del abuso de drogas, está el de la imposibilidad de controlar nuestras vidas. Cuando una persona cae en una adicción, su equilibrio se rompe, y toda su existencia gira en torno a la consecución de un gramo de cocaína, a la obtención de ese opiáceo imprescindible o al minuto en el que un jugador introduce el balón en la portería de un equipo que juega en la otra parte del mundo.

Todo gira en torno a eso, las amistades, la familia, los horarios, y la vida entera dependen de un gramo, de una pastilla o de un balón. El individuo espera todo el día el momento en que logre esa recompensa, y una vez lograda, irá a por otra en un círculo sin fin. Las cosas cambian cuando esa persona comienza a recolocar aspectos importantes en su vida, y los amigos, la familia y los horarios recobran el protagonismo que, por un tiempo, la droga le robó. Cuando la droga deja de controlar a la persona y es la persona la que controla a esa droga es cuando se está en condiciones de romper con el círculo vicioso.