Los últimos supervivientes del Lérez

PONTEVEDRA

cedida

Una pareja de cisnes, de las 20 que había, es la única que continúa y ha tenido polluelos

13 may 2014 . Actualizado a las 09:55 h.

Pasaron diecisiete años desde aquella suelta de cisnes en el Lérez con la que el finado conselleiro Xosé Cuíña Crespo quiso coronar en julio de 1997 la primera recuperación de las márgenes del río Lérez. Eran cinco parejas de cisnes negros australianos y quince blancos, además de otras especies de patos, cercetas, ocas y gansos. De aquellas ánades de largo cuello solo quedan en A Illa das Esculturas, donde se realizó la suelta, la pareja que hace solo unos días tuvo media docena de polluelos. Hasta hace poco parece ser que había otro par de cisnes en las marismas de Alba, aunque los habituales del lugar aseguran que últimamente ya no se les ve. A los servicios de Medio Ambiente del Concello también llegaron noticias de que otros cisnes procedentes de nuestra Xunqueira llegaron a anidar en las salinas de Paredes, en Vilaboa, e incluso en la zona de Campelo. No son aves migratorias, pero vuelan, y esa costumbre de desplazarse a lugares cercanos en busca de mejor sustento la practicaron casi desde el primer momento en que fueron introducidas por el hombre en este entorno. Al poco tiempo de llegar al Lérez ya extendieron sus dominios por la ría y era frecuente verles a orillas de Combarro.

Amenazas

La realidad es que los cisnes no lo tuvieron nada fácil y desde el primer momentos se temió que su supervivencia se viera amenazada, no solo por causas naturales o por problemas de adaptación al medio, sino también por la acción de ciertos depredadores de la fauna, por gentes desaprensivas y hasta por amigos de la ajeno. Hace diecisiete años aún se alzaban voces que advertían de la presencia de cazadores en los humedales de Alba y pedían que se pusiera coto al exterminio de aves y otros animales en ese entorno. Y buceando un poco en la hemeroteca local, aparecen noticias de cisnes muertos por apedreamiento a manos de unos gamberros e incluso por ataques de perros. Claro que también hubo quien cuidó de ellos, acudiendo casi a diario al canal de A Xunqueira para darles de comer.

Un suelta polémica

La suelta de los cisnes de Cuíña no estuvo, desde el principio, exenta de polémica, y no solo en el ámbito político. Expertos biólogos ambientales, como Xabier Vázquez Pumariño, que años después dirigió un estudio encargado por el Concello sobre las aves silvestres en Pontevedra, es de los que opinaron que aquella repoblación con esta especie de ánades, considerada doméstica y más propia de parques o jardines urbanos, no tuvo mucho sentido. «Non sei que obxectivo tiñan, pero se os fins eran ornamentais, mellor que foran a Ikea», llegó a decir a este periódico. Por otra parte, casos de reproducción como la de la pareja de cisnes que acaban de tener polluelos en A Illa das Esculturas ya ha habido, pero lamentablemente las crías no sobrevivieron. Y lejos de aumentar la especie, ha ido desapareciendo.