La pontevedresa Churra es la veterana del concurso y la más entrañable. Busca cumplir un sueño
10 abr 2014 . Actualizado a las 21:27 h.«Es la ilusión de mi vida, que a mi edad me presente a MasterChef y me cojan... Vamos, si tengo al pueblo loco». Churra, la concursante más veterana del «talent show» televisivo a sus 71 años, triunfó por su simpatía en el estreno de la segunda edición de este programa la pasada noche.
Bromeó con el jurado de MasterChef por su nombre, un cariñoso apelativo que le pusieron para abreviar los tres que tiene de pila y que no le gustan: Isolina Dolores Consuelo. Y le conquistó con el plato que preparó en la última fase del cásting junto a otros 49 aspirantes, una codorniz. Jordi Cruz le dio su voto para entrar en el programa, mientras que Pepe Rodríguez la rechazó, igual que Samantha Vallejo Nájera. Pero esta última inmediatamente decidió cambiar de opinión y fue a buscarla mandil en mano cuando ya parecía descartada.
Churra Costa acudió al cásting final acompañada de su marido y dos hijas. Una de ellas fue quien le apuntó al programa. Confesó que cocina todos los días desde hace 48 años, los mismos que lleva casada, y que dejó sus estudios de Filosofía cuando contrajo matrimonio. Tiene tres hijos y siete nietos y en la web del programa afirma que su sueño sería regentar un pequeño restaurante. Su pasión por la cocina le viene de su madre y sus amigas, con las que siempre ha intercambiado recetas. Asegura que va a ser «la próxima MasterChef». Y es que ánimos y positivismo no le faltan a esta gallega de Santiago y pontevedresa de adopción.