A quien Dios no le dio hijos, el diablo le dio sobrinos... O sobrinas. Es lo que, aparentemente, le ha ocurrido a una pontevedresa que vio como la Policía Nacional esclarecía la sustracción de sus joyas con la detención de su sobrina, de 33 años y con antecedentes policiales.
Fue a finales de agosto cuando la víctima denunció lo ocurrido en Comisaría. Desde el primer momento, las sospechas se centraron en el círculo más íntimo de esta mujer, toda vez que las puertas no habían sido forzadas y las piezas hurtadas se encontraban en un mueble del vestidor del dormitorio. El valor del botín superó los seis mil euros.
Pronto la investigación confirmó la certeza de las sospechas iniciales y las pesquisas se centraron en la familia más cercana de la denunciante.
Paralelamente, los agentes nacionales adscritos a este caso verificaron que la ahora arrestada había recorrido buena parte de los negocios de compraventa de la ciudad ofreciendo y deshaciéndose de joyas.
Los policías citaron a la denunciante en Comisaría el pasado lunes y esta reconoció, aparentemente a través de fotografías, que varias pulseras, pendientes y sortijas que le mostraron y que habían sido localizadas en estos establecimientos eran de su propiedad. Los policías regresaron a estos negocios e intervinieron las piezas para, ya el miércoles, proceder al arresto de la sobrina, quien, supuestamente, reconoció haber sido la autora del hurto. Quedó en libertad con cargos tras declarar ante el juez.
La Policía Nacional consiguió recuperar los más de 6.000 euros en joyas sustraídas