El colectivo, que nació para atender a toxicómanos, extiende su ayuda
12 ene 2012 . Actualizado a las 07:00 h.Una media diaria de 50 personas desayunan
y meriendan allí
«Esto subsiste gracias a la solidaridad de Pontevedra»
Son las once de la mañana. La hora en la que Rexurdir Provincial abre su sede de la calle Cruz Roja, 18. Desde ese momento y hasta la una de la tarde la asociación sirve ininterrumpidamente desayunos a personas sin recursos, que también pueden asearse en el centro. Por la tarde se ofrece merienda. Y la media de usuarios que cada día pasan por las instalaciones está entre los 45 y 50.
«Hoy, como acaban de cobrar las pagas, hay menos gente -advierte la tesorera, Gloria Orellano-. Pero hay días de sesenta, y hay gente que viene desde hace años o que viene y va».
En sus inicios, hace ya más de veinte años, Rexurdir Provincial surgió como colectivo de ayuda a drogodependientes, por iniciativa de un grupo de madres. Pero hoy, el perfil de personas que atienden se ha extendido tanto como la crisis. Y el esfuerzo de estos pocos voluntarios -básicamente en el local se turnan Gloria y Sara- también se ha multiplicado para repartir periódicamente alimentos (que les envían desde Cruz Roja) entre unas setenta familias.
«Hoy viene de todo»
«El perfil cambió muchísimo -añade Orellano-. Antes eran solo toxicómanos, pero hoy viene de todo. Ha aumentado mucho la gente que nos pide ayuda. Hay señores que sé que tienen paga, pero pequeña, que ahora se ven obligados a venir».
El colectivo se nutre esencialmente de las cuotas su masa de socios -llegaron a ser 500 pero en los últimos tiempos han bajado a 210- y de la recaudación de su festival anual, que este año ha sido, por ejemplo, de 2.700 euros. Además, reciben otras donaciones, pero hay que tener en cuenta que solo el bajo donde tienen su sede cuesta 4.000 euros al año. «A lo que hay que sumar gastos de luz, agua, lejía... Nos vamos manteniendo y tenemos suerte. Por ejemplo, porque el dueño del bajo nunca nos apura si hay retrasos. Quiero recalcar que esto subsiste gracias a la solidaridad de Pontevedra. La gente, con todo lo que hay, está colaborando más, nos han traído mucha ropa y juguetes y en el festival, recaudamos casi tanto como cuando no había crisis». Dice que cuando todo se hace cuesta arriba, solo piensa que «si cierra esto, esta gente no tienen dónde ir». «Aquí vienen, están calentitos, se asean, tienen ropa y ver esto a mí me ayuda también».