Madre no hay más que una

La Voz

PONTEVEDRA

«Por el placer de volver a verla» está interpretada por Miguel Ángel Solá y Blanca Oteyza.

05 nov 2009 . Actualizado a las 20:10 h.

El matrimonio formado por los actores Miguel Ángel Solá y Blanca Oteyza logró todo un hito teatral con la obra El diario de Adán y Eva, de Mark Twain, una pieza que siguieron durante sus diez años en cartel millón y medio de espectadores y que a la vez logró todos los parabienes de la crítica. Ahora, la pareja vuelve a subirse a los escenarios para interpretar una historia de amor materno, que tiene como destino «el corazón de los espectadores» y en la que también les dirige Manuel González Gil. Se trata de la adaptación de Por el placer de volver a verla, original de Michael Tremblay.

Solá interpreta a Miguel, un autor teatral que presenta su función, y que a la vez interpreta el papel del hijo de Nana (Oteyza). A lo largo de la obra, va rescatando sus recuerdos junto a ella, que le llevan a agradecer la libertad que siempre le ha dado. El intérprete, que ha llegado a mencionar que este será su último papel sobre las tablas, destaca que su personaje no solo le debe a su madre haberle dado la vida, «sino también el haberle ayudado a quedarse en este mundo y e impulsado a volar», esto es, el despertar su vocación de vivir en y para el teatro. «Es un tema muy original -ha añadido- porque no suele tratarse la relación entre madre e hijo como un hecho vital y alegre. Lo más frecuente es que sea un amor traumático»

Los protagonistas estuvieron trabajando un año en la adaptación al español de esta obra intimista y sencilla, «que habla de las cosas importantes que dan sentido a la vida y de las razones por las que merece la pena vivir», según el actor argentino. Y al matrimonio le dirige de nuevo Manuel González Gil, después de haberlo hecho también en El diario.

Seis cubos y un ciclorama sobre el que se proyectan distintas imágenes de los techos donde transcurre la acción son el marco que presenta al protagonista. La escenografía está propuesta precisamente por Miguel García de Oteyza, hermano de la actriz, y busca la atemporalidad, «para que trascienda épocas y permita al espectador adentrarse en los personajes para que, llegado el momento, acabe aflorando su propia historia», según Blanca Oteyza.

Por su parte, Solá destaca que la representación comparte con El diario de Adán y Eva «la misma sensibilidad, el humor blanco sin golpes bajos y la capacidad de despertar emociones».