Con motivo de la tradicional xuntanza de los Amigos de Campolongo que se celebrará el próximo viernes, ayer se abrió, en la plaza de la Constitución, una curiosa exposición comparativa del populoso barrio, con imágenes antiguas y actuales, que permiten seguir la evolución, no siempre a mejor, de esta zona, ahora en el centro de la ciudad. Bajo el título de Campolongo na memoria, la muestra exhibe alrededor de 150 fotos, algo más de la mitad históricas, con la estación del tren, el Pazo de Campolongo, el cuartel o la Audiencia, además del río Gafos, como ejes centrales. La concejala Anxos Riveiro, que acudió a la inauguración, destacó la iniciativa de Amigos de Campolongo para poder hacer esta muestra que supone un «exercicio de recuperación da nosa memoria».
La muestra se estructura en veinte paneles, de 1,80 por 3,60 metros, en los que se colocaron las fotos. Entre las curiosidades, cabe reseñar la reproducción del último billete del tren expedido en la antigua estación de Pontevedra, ubicada en la actual praza de Galicia. Lo adquirió el entonces estudiante Ángel Agrasar, ya fallecido, para el trayecto Pontevedra-Padrón, y su importe fue de 23 pesetas. En el mismo panel se pueden ver imágenes de la construcción de la antigua estación del ferrocarril a finales del siglo XIX, y al lado, su derribo, en los años setenta del pasado siglo XX. También hay imágenes del popular trolebús de dos pisos a Marín, o del tranvía dando la vuelta en el antiguo hotel Palace, entre las calles Andrés Muráis y la praza de Galicia, antes praza da la Estación. Además, se recogen imágenes de la reforma de esta plaza o de un insólito Café Moderno, un extenso edificio almenado del que hoy solo queda una pequeña parte. La vieja capilla de San José, en el solar que hoy ocupa el Centro Cultural Caixanova, o la calle de su mismo nombre, que antes transcurría bajo uno de los puentes del tren, completan ese panel. Pazo. Otro apartado se dedica al Pazo de Campolongo, con su torre almenada que ahora se reconstruyó, en parte, en la Casa de Campo de Madrid. Con fachada a la calle General Rubín y situado frente a los actuales pabellones militares, su finca llegaba hasta la plaza de Galicia y Fernández Ladreda. Y en ella había campo de fútbol, pabellón deportivo con cancha de balonmano y de baloncesto y hasta una pista de atletismo en la que compitieron, entre otros, José Luis Torrado, O Bruxo, campeón de España de aquella, como recordó Fernando Viéitez, presidente de la Asociación Amigos de Campolongo. El pabellón deportivo albergó luego provisionalmente la capilla de San José, antes de hacerse la actual iglesia. Por cierto, que Fernando Viéitez también lamentó que parte del pazo se conserve en Madrid. «Estamos a falar do ano 62 ou 64 do pasado século, que foi cando se derrubou o pazo -dijo-. Naquela época, os acordos tomábanse a porta pechada, e comunicaban que eso iba para alá e non había nada que decir; nin podiamos opinar nin eles nos expoñían razón algunha. Optaron por levalo, aínda que só unha mínima parte, e do resto, non se sabe onde está».
Como no podía ser menos, también se recoge el edificio de la antigua cárcel, luego reconvertido en la Audiencia Provincial y hasta una maqueta del polígono residencial, que no se parece demasiado a lo realizado posteriormente. El Gafos también ocupa su espacio, con fotos de mujeres con las tinas en la cabeza hacia el lavadero do Peilán y otras lavando, junto con estampas del viejo puente do Couto que contrastan con las actuales del parque lineal recuperado. El antiguo colegio de los maristas, luego sede de la ONCE, los almacenes de maderas Gil en una antigua Ponte da Tablada, o espectaculares vistas del barrio desde los nuevos edificios de la Xunta, conforman una exposición para ver y disfrutar, hasta el día 30 de este mes. Solo un deseo repetido entre los asistentes, que los paneles sean respetados y no actúen los vándalos.