Los dictados de la moda

María Conde maria.conde@lavoz.es

PONTEVEDRA

11 abr 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Viendo la evolución de la moda a lo largo de los siglos, uno podría pensar que se tiende cada vez más a la simplicidad y a la comodidad de las prendas. Pero para nada es así. Al menos es lo que piensa Carmen Pérez de Andrés, la subdirectora del Museo del Traje de Madrid, que ayer estuvo en Pontevedra hablando de la historia de la moda a las alumnas de la escuela Esdemga de Pontevedra. «Creo que la comodidad en la moda nunca ha tenido nada que ver -subraya Pérez-. Ni en el siglo XVIII, en el que las señoras llevaban unos corsés, o cotillas como le llamaban entonces, hasta por ejemplo en la primera época de los vaqueros, que no había quien los abrochara, ni tampoco se podía sentar uno porque iban apretados y eran duros, duros... O ahora mismo, los tacones altísimos, o esa moda de pantalones de cintura caída y apretada, tampoco es nada cómoda, y deja además los riñones al descubierto, con lo que puedes coger frío». También subraya que no se trata solo de la ropa, «sino de las operaciones estéticas para cambiar la silueta, cosa que antes se hacía con corsés o fajas». La experta habló también en Radio Voz Pontevedra sobre la corta, pero intensa trayectoria, del Museo del Traje, abierto hace ahora cuatro años. «Ha ido creciendo en actividad, en que cada vez es más conocido, y en que cada vez tenemos más visitantes; es una evolución muy favorable», indicó.

La institución madrileña recorre la historia del traje en Europa, desde el siglo XVII a la actualidad, además de exhibir también colecciones concretas, como una muestra del traje regional, otra dedicada al diseñador Mariano Fortuny, o también la dedicada a los trajes españoles desde el siglo XVIII, pasando luego por el estilo imperio, romántico, el polisón, el cambio de siglo, los años XX y la alta costura hasta llegar a las creaciones actuales. «En todas las épocas -comenta la subdirectora del Museo del Traje- hay grandes obras que ahora mismo se consideran patrimonio cultural casi al mismo nivel que otras creaciones». Hoy en día, Carmen Pérez cree que se vive la mayor «democratización» de la moda, a la que todo el mundo puede acceder de una forma más o menos directa: «Puedes comprar una prenda en Zara, por poner un ejemplo, o si puedes, una firmada por un gran diseñador, pero estás comprando el mismo tipo de cosas, tienes un abanico de elección según tus gustos personales mucho más amplio que en otra época». La inspiración también viene de la calle. También subraya que las tendencias no solo las marcan los grandes del diseño, aunque por ejemplo, los tejidos que se llevan cada año vienen marcados por los que se ve en la feria anual de París. Y prueba de lo anterior es que muchos de los diseñadores de la llamada alta costura ya se inspiran para sus colecciones en lo que viste la gente de la calle «o las tribus urbanas». «Y la influencia de los raperos ha llegado a todas partes -agrega-. Hasta los creadores bajaron las cinturas e hicieron otro tipo de ropa, o las modelos van vestidas como gente corriente cuando no van a ningún acto». Y el futuro va en el mismo camino, «hacia una gran variedad en la que todo es posible y hay opciones para todos los gustos, con lo cual cada persona tiene la posibilidad de adaptarlo a lo que más le gusta, que no siempre es lo que mejor le sienta, también a las tendencias, o incluso al grupo social al que pertenece».

Para esta experta, Francia siempre ha sido el hito de la elegancia en la moda desde el siglo XVII. «En períodos cortos ha sido Inglaterra, y España lo fue durante su período de esplendor -apunta-. Durante nuestro Siglo de Oro exportamos mucha moda española, que eran esos trajes negros con los cuellos de lechuguilla blancos y que se impusieron en Europa en esa época». La moda va y viene, se repiten tendencias inspiradas en otros períodos y se recrean en la actualidad a un ritmo vertiginoso, producto, según Pérez de Andrés, de «la aceleración propia de nuestra sociedad». «En el diseño el cambio es constante, lo que obliga a la gente a irse sumando a esa moda -afirma-. Pero todas las modas han sido breves, incluso en el siglo XVIII y XIX, a lo mejor cada quince o veinte años cambiaba el corte de la cintura, o los tejidos. Hoy la moda cambia rápido, pero también los ordenadores, el arte contemporáneo se consume muy deprisa...».

La próxima conferencia de este ciclo que organiza la Escuela de Moda, dirigida por Lola Dopico, tendrá como protagonista al pontevedrés Román Padín. Licenciado en Derecho, dejó la empresa familiar para dedicarse a su verdadera vocación, el arte. Es crítico de arte y moda y colabora en distintos medios y participará en el ciclo el próximo día 17, a las 19 horas, en la Casa das Campás.