La fascinación de Peter Pan

LEOPOLDO CENTENO

PONTEVEDRA

DESDE MI BUTACA | O |

03 may 2007 . Actualizado a las 07:00 h.

L a productora Theatre Properties presentó en Pontevedra su extraordinario montaje del musical Peter Pan, una plasmación de la obra del escritor escocés Sir James Matthew Barrie, escrita en 1904, cuyos beneficios donó a un hospital de niños enfermos de Londres. Caixanova organizó esta actuación, de la que se ofrecieron cuatro funciones que constituyeron cuatro llenos y cuatro éxitos. La grey infantil disfrutó lo suyo con las aventuras de Peter Pan y sus amigos y los mayores no hemos sido menos, al sentirnos rejuvenecer y devueltos al País de Nunca Jamás. Los efectos con rayo láser abrieron el espectáculo en un juego que invitaba al mundo de los sueños y en él se sumergieron mayores y pequeños. Abuelos, padres y nietos vivieron en primera persona las aventuras y vicisitudes de la familia londinense Darling, cuyos hijos (Wendy, John y Michael) salieron por la ventana volando hacia el país de Nunca Jamás, siguiendo al inquieto y juguetón Peter Pan que, tras encontrar su sombra perdida en el domicilio de los señores Darling, les incitaba a lo inverosímil. Así, la escena de Wendy (la niña que como Peter se negaba a crecer) asomada a la ventana de su dormitorio y posterior giro del escenario permitió ver la otra cara, la parte de la calle londinense donde habitaban; realización de efecto sorprendente. Aprendiendo a volar, resultó espectacular (basado en los diseños del mago David Copperfield). Llegada a un país plagado de saltimbanquis (15 en total), que con sus piruetas ofrecieron una danza ensoñadora. Los decorados mutantes, asombrosos. Escena con los indios y las sirenas (6 en total) bailando y cantando el tema Somos las sirenas de Nunca Jamás, resultó encantadora. Siguieron las escenas de los piratas, con el Capitán Garfio y su segundo Smith (17 componentes), con su danza, canciones y acrobacias; la de la piel roja prisionera y su liberación; el duelo a espada y puñal entre Garfio y Peter, respectivamente; los indios con su Wendy, quédate junto a mi; el sueño de Peter Pan y la canción del Capitán Garfio Adiós para siempre. Luego la canción del protagonista Campanilla se va a morir o algo así como Hay que creer en nada. Por cierto, Campanilla era un haz de láser. Le sigue el poblado indio, con la canción del Gran Jefe y de la tribu, donde de nuevo actuaron los saltimbanquis con cintas reflexivas de colores de sorprendente efecto lumínico y luego, a por los niños perdidos. Peter y sus aliados luchan contra los piratas y liberan a los niños Darling y a los indios que tenían prisioneros. Garfio cae en las fauces del cocodrilo que en otra ocasión ya le había comido la mano izquierda. Es la hora de volver a casa. Viajaron por el espacio desde Nunca Jamás a Londres, hasta recalar en el domicilio de los Darling. Número final de fascinante efecto: En escena 20 cantantes interpretando El país de Nunca Jamás y la gran palabra: "¡Soñaré!". Nuevamente vuelta al número final de forma más espectacular: piratas, indios, familia y Peter Pan, concluyendo así un espectáculo inenarrable, sólo para ser visto y disfrutado, como lo apreciaron los asistentes. Fascinante.